sábado, 3 de agosto de 2024

 

               EL SUEÑO DEL PIBE

 

     Dejen hacer y dejen pasar, que el mundo va solo” es una frase que usó por primera vez el francés Vincent De Gournay en el siglo XVIII y marca uno de los principios económicos y filosóficos del liberalismo contra la regulación del estado. En Oberá se aplica en otro sentido. El CEO de Carlos Rovira en la ciudad, Pablo Hassan (h), vive el sueño del pibe, el sueño de todo gobernante: resulta que el grueso de la sociedad le deja hacer y le deja pasar cualquier cosa. Y ahora es el nuevo “buen amo”.

     En mayo de 2023 bastó que dispusiera de la “caja” suficiente para que se entronizara en el cargo de intendente y, a imitación del padre, se dedique a velar por los intereses de Carlos Rovira. Incluso su compañero de lema Héctor González debió ceder al deseo supremo y después fue consolado con el cargo de ministro de Salud.

     En julio de 2024, de nuevo con la “caja” suficiente pero además con la inacción cómplice de treinta mil irresponsables socios, el intendente Hassan  se quedó con todo el poder de la siempre estratégica y apetecible CELO. La entidad que en Oberá te da la luz, el agua, la garrafa, la televisión por cable, y te entierra.

     Sus antecesores Ewaldo Rindfleisch y Carlos Fernández también disfrutaron de la pasividad social y de las indispensables complicidades políticas, económicas y mediáticas para manejar y sin control todo lo que se puede manejar en Oberá. Rindfleisch lo hizo durante doce años y Fernández durante la mitad. Los resultados de tanto dejar hacer y tanto dejar pasar fueron lamentables.

      Y ahora la sociedad obereña recorre el mismo camino. Con algunas nuevas caras que reproducen las viejas conductas. Con muy poquita oposición y casi nada de periodismo.

     Pablo Hassan (h) vive el sueño del pibe. Con tres décadas de vida y menos de una en política Rovira lo ungió para ser su remozada máscara en esta época de jóvenes viejos.

     Dejen hacer y dejen pasar, que Oberá va sola.

    Y va sola. Pero los estúpidos la empujan para atrás…

 

Walter Anestiades

    

 

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