lunes, 26 de agosto de 2024

 

LA GUERRA DEL CERDO NUNCA TERMINA

 


     En 1969 Adolfo Bioy Casares publicó el “Diario de la guerra del cerdo”, una novela en la que un día un jubilado se despierta y descubre que los jóvenes decidieron atacar y matar a los viejos. En la vida real un jubilado argentino podría despertarse cualquier día de las últimas décadas y descubrir que los gobiernos atacan sin pausa su calidad de vida. El de Javier Milei, que basa su apoyo social en los jóvenes, sigue en guerra contra los jubilados que cargan el peso del ajuste sobre sus espaldas. Una canallada que no se puede dejar pasar.

     El presidente Milei está a nada de vetar la nueva ley de movilidad jubilatoria que aumentaría la mínima un poquito, a algo más de unos miserables 300.000 mil pesos mensuales. El Presidente sostiene que esto afectaría seriamente el equilibrio fiscal, ergo, la simetría de las cuentas públicas, el equilibrio entre lo que se gasta y lo que se recauda.

     Por supuesto que sería necio no destacar la caradurez de los diputados y senadores que aprobaron el cambio de la movilidad jubilatoria y han sido parte y defensores de gobiernos que han destruido la calidad de vida de todos los argentinos pero especialmente de la vida de los jubilados sometiéndolos a los rigores de unos haberes carcomidos por la inflación, a una atención de la salud que dependió más de la Divina Providencia que de la asistencia berreta que brinda el PAMI y a la extensión adrede de los juicios previsionales por haberes mal pagos que muchos no vivieron para cobrarlos.

     Pero en diciembre pasado llegó “lo nuevo” que cargó el peso del ajuste de las cuentas públicas no sobre la casta prometida sino sobre los jubilados y la clase media. Pregunta, ¿qué tiene eso de “novedad”?

     Los viejos ya no producen. Entonces son una carga para el sistema. Sistema destruido por los manoteos constantes a su “caja” y por la demagogia imperdonable de Cristina Kirchner que decidió pagar jubilaciones y pensiones a personas que no habían aportado a un sistema que basa su supervivencia, precisamente, en los aportes mensuales de cada trabajador en blanco.

     En la novela de Bioy Casares, que en 1975 fue llevada al cine por el director Leopoldo Torre Nilsson, alguien dice: “No hay nada peor que la vejez”.

    En la Argentina del pasado fue así.

    Y en la Argentina de Milei también.

 

 

-Walter Anestiades 

-Fotograma del film de Leopoldo Torre Nilsson: “La guerra del cerdo” (1975)

 

 

 

 

 

 

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