sábado, 26 de octubre de 2024

 

          PEGAR DONDE NO DUELE

 

     Un recorrido por las redes sociales muestra que la ley de ciber-mordaza le está dando resultado al estado rovirista. Si la directiva del conde León Tolstoi era “Pinta tu aldea y pintarás el mundo”, es notorio el incremento de misioneros que se refugian en pintar el mundo por Facebook, Twitter o whatsApp para poder “borrarse” del pequeño conjunto de desobedientes que siguen pintando su aldea.

      Carlos Rovira hace lo que quiere porque puede. Y no debería poder hacer lo que quiere.

     El último Premio Nobel de Economía se lo llevó un trío que se esmeró en demostrar el vínculo ineludible que hay entre el desarrollo económico y la calidad de las instituciones. Pero anda a explicarle eso a un energúmeno que cada cuatro años pone a su voto en venta, alquiler o permuta.

     Pululan los portales que informan sobre noticias policiales locales. Lo que sirve como un estupendo refugio para audiencias pusilánimes que así pueden despotricar contra “la policía”, un concepto en abstracto, evitando tener que acompañar la queja de los nombres propios de intendentes, concejales, ministros, diputados y gobernadores. Los delitos parecen ocurrir en sitios donde el gobierno comunal y el provincial nada tienen que ver y el único responsable es el comisario. Algo también muy conveniente para  los periodistas porque la pauta publicitaria la pone el gobierno, no la policía.

    Muchos se la pasan escribiendo en las redes sociales sobre la política nacional porque el presidente Milei está a mil kilómetros. También conviene revisar cuántos usuarios de Facebook que viven en Misiones restringieron su perfil desde que salió la ley. Y wasapear sobre cualquier banalidad, evitando meter la nariz en un asunto que amerite criticar a un funcionario, es el recreo de varios.

    Estas formas de la autocensura, que ya tenían lugar desde hace rato en el mundo real, ahora cobraron fuerza en el mundo digital.

     Bastaron diez meses para hacer trizas las ilusiones de aquellos que pensaron que el credo libertario sería un exorcismo contra el feudo renovador. La mímesis libertaria-feudal, un oxímoron patético que surgió de abajo hacia arriba y no al revés, es innegable.

     No hay escapatoria para los no valientes.

     Opositores, dirigentes, periodistas y habitantes en general, saben que el mensaje que baja el poder es claro: para evitarse problemas lo mejor es pegar donde no duele.

     En los territorios feudales, como la Misiones de Rovira, ser oficialista no es una postura política. Es una actitud de vida.

     Si es que a eso, se le puede llamar vida.

 

Walter Anestiades

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