martes, 18 de septiembre de 2012

EL IMPREVISTO


     No será una novedad para nadie comenzar diciendo que Napoleón Bonaparte fue un genio militar. Su pericia para sacar el mejor partido de sus hombres y maniobrar para pasar de posiciones desfavorables a favorables hacían que, en inferioridad numérica, ganara la batalla igual. El 18 de junio de 1815  los franceses tenían casi ganada la batalla de Waterloo. Las tropas inglesas, al mando de Arthur Wellesley (duque de Wellington), empezaban a replegarse. Todo salía según lo planeado. por el genio de Bonaparte. De pronto, la caballería prusiana. Siete mil soldados al mando del viejo mariscal Blucher  llegaron a la pelea en los campos belgas situados a veinte kilómetros de Bruselas.Todo cambió. Atrapados entre dos fuerzas, los franceses se vieron desbordados y sus ataques fueron rechazados. Pasaron de cazadores a cazados. Waterloo terminó con el segundo imperio de Napoleón. Había sucedido lo imprevisto.

     Como disfrutamos de la pelea de "Maravilla" Martínez el sábado pasado! Once rounds de exhibición plena de capacidad física y técnica arriba de un ring de boxeo frente a un oponente que estaba invicto en 46 peleas. En el último round, faltando menos de dos minutos para que concluya una pelea absolutamente definida por puntos, Julio César Chávez Jr. metió una mano. Y otra. Y dos más. Martínez cayó junto con su manual y aún levantado la estabilidad de sus piernas se había ido al demonio. La paliza recibida hasta ahí le impidió al mexicano definir con una piña lo que podría hasta ser definido con una "caricia". Sonó el gong de la campana y Martínez zafó para convertirse en lo que es: un gran campeón mundial de los medianos. Planificó muy bien el combate. Hasta que sucedió lo imprevisto.

     En política, como en cualquier aspecto de la vida, no se puede ni debe perder la perspectiva de lo imprevisto. Suele sucedermos en América Latina que el amateurismo de nuestros gobernantes queda mucho más desnudo cuando un suceso imprevisto los obliga a gestionar. Nuestros líderes son muy hábiles para hacer política en lo que ésta tiene de acumular y mantener Poder. Tanto como inútiles son cuando se trata de enfrentar problemas de gestión.

   El kirchnerismo es el ejemplo perfecto de ésto. Desde que en 1987 Néstor Kirchner asumió como intendente de Río Gallegos han pasado veinticinco años. Un cuarto de siglo en el que él y su esposa Cristina Fernández Wilhelm se proyectaron sin parar hasta convertirse en la única pareja de nuestra historia que fueron electos presidentes por el voto popular y uno, "él", le pasó el mando al otro, "ella". En todo ése tiempo supieron moverse admirablemente en base a "caja" y aprovechamiento integral del arte de "tergiversar" la realidad pasada, presente y futura. Lo que Cristina llama "el relato". En Río Gallegos, Santa Cruz toda y la Nación, tras el paso del matrimonio como gobernantes, sólo les mejoró ostensiblemente la calidad de vida a ellos mismos y a su entorno.

    Desde 2003 el alto precio internacional de la soja (alias el "yuyito"), permitió que hubiera guita para repartir. Mucha guita para repartir. Mucha guita como para mentir bien. Ellos y los suyos se comieron la entrada, el plato principal, el pancito, el riquísimo postre y se tomaron el vino más caro. La "gilada sólo se tomó un café a la crema con amarettis mientras miraba fútbol por la tele. El truco recide en que los giles creen que todos-y todas-participaron de la "Fiesta". La sanata del modelo inclusivo les salió estupenda.
   Eso es todo en materia económica. Soja y propaganda. Propaganda para que quede bien clarito que ellos, los mesías, nos sacaron de ese pasado ignominioso con el que ellos no tuvieron nada que ver.
   En 2009 la economía les jugó una mala pasada y el pueblo se "indignó" y no los votó en las legislativas. Término que en la Argentina se aplica a esa clase de persona que no se banca el nepotismo, la tiranía, la humillación, los abusos de Poder, la falta de libertad, la pésima salud y educación pública, ni la obvia ausencia de una Justicia independiente. Excepto que le pongan algo de guita en el bolsillo.Cosa que logra que todo éso tan importante cuando hay miseria , pase a importar un reverendo comino. El matrimonio siempre supo explotar muy bien nuestra moral de mierda. Ni derechos del todo ni torcidos del todo. Una moral de mierda.
  2012 es un año de vacas flacas. Pero el gobierno apuesta todo a engordarlas en 2013 dándoles de comer, otra vez, soja.
   Desde hace rato la oleaginosa cotiza arriba de los 600 dólares la tonelada-un precio muy alto- en el mercado de Chicago, en los EE.UU. El calor intenso más  la escasez de lluvias en las zonas agrícolas derivaron en que EE.UU viva la peor sequía del último medio siglo. Como los yanquis son el principal exportador mundial de trigo, maíz y soja ,el daño en su cosecha provocó que se disparen  los precios de los granos, fundamentalmente, el del "yuyito". Hace un año la Argentina también sufrió la sequía y al cosechar menos volúmen, no pudo aprovechar el alto precio éste año.Cosa que sumada a la caída económica de Brasil-nuestro principal socio comercial-obligó al kirchnerismo a ser más kirchneristas todavía y redoblar su tradicional apuesta autoritaria y sanatera. La sociedad, entonces y cepo al dólar e inflación mediante, se acordó el otro día que éstos tipos son déspotas, mentirosos, saqueadores y que no han solucionado ni uno sólo de los grandes problemas argentinos.

    Para el año que viene los muchachos kirchneristas tienen todo planeado: la sequía en Yankilandia sigue, el alto precio de la soja también y éste año llueve en nuestras pampas. Así las cosas, cuando en 2013 haya que levantar y exportar la cosecha, los dividendos por retenciones de las que se nutre el Estado alcanzará para que los pobres sigan siéndolo conformados a planes, la clase media guarde las cacerolas y salga a consumir y la clase alta se quede piola porque la clase alta, ahora, son ellos.
   Se podrían adelantar las elecciones legislativas incluso. Con una oposición dispersa que está en la trenza o no está en nada mantener la mayoría parlamentaria no será difícil. Luego, todos precisaremos dos cosas para seguir viviendo: respirar y que Cristina siga. ¿Y los descontentos? Serían un problema si estuviéramos en Democracia.

     Todo está planeado desde hace más de treinta años. Hasta la muerte. Hay kirchnerismo para rato.
    Pero...¿Y si las lluvias volvieran a bendecir al campo norteamericano?  ¿Y si el precio de la soja en 2013 no fuera el esperado?  ¿Y si Blucher apareciera otra vez, de pronto,  en Waterloo? ¿Si Chávez Junior tuviera sesenta segundos más en el round doce? ¿Si cosas que no sabemos que existen se hicieran presentes?

    Lo imprevisto no siempre sucede. Así que nada alterará los planes del Poder. La realidad no es algo sujeta a imprevistos permanentes.
 
    Pero...¿y si lo fuera?
    

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