martes, 12 de junio de 2018


           LOS QUE ESTAMOS SOLOS






     Fue el título de una de las telenovelas de Alberto Migré, uno de los tipos que mejor televisión hizo en el país. Con los protagónicos de Arnaldo André y Nora Cárpena. Y, si no recuerdo mal, emitida por Canal 13 en 1976.


     Pero lo de este terceto de ciudadanos obereños no es una telenovela. No es ficción. Están solos de verdad.

     En una sociedad en la que no hay personas que se animen a hacer nada que pueda alterar el humor de los que mandan, Adelina González, Ramón Escobar y Mariana Jaquet hacen política y se oponen a los que mandan. Hacen política de la buena, por eso les desmejoran el humor a los poderosos. Aunque no los ayuda nadie.

     Y ese es el punto. Que no los ayuda nadie.

     Adelina González es una concejal sin banca. Desde hace años recorre los barrios gastando las suelas que deberían gastar los concejales con banca. Adelina no es una politóloga, pero entendió perfectamente lo que es el peronismo que tantos declaman y pocos realizan. Ayuda a los pobres. Con lo que tiene. Y cuando no le alcanza busca la solidaridad de los demás. En Oberá la gente más humilde de los barrios marginales le pide a Dios y si no le pide a Adelina. Porque son los únicos dos que los escuchan.

     Ramón Escobar llevó a la justicia todos los entuertos de Ewaldo Rindfleisch, el peor alcalde de la historia de Oberá. El que la dejó endeudada, estafada, sin agua, sin calles y sin luz. El que le hizo juicio a la CELO y a la propia Fiesta Nacional del Inmigrante. Es plausible la perseverancia de Escobar. Esa de buscar justicia en la Misiones renovadora. Donde nunca la habrá.

     Mariana “Tiny” Jaquet lidera a la juventud radical de Oberá. Reúne las condiciones que todos decimos pretender de los políticos en las charlas de café o en las rondas de mate: culta, trabajadora, tesonera, respetuosa y dinámica.

     Y los tres deben enfrentar, casi en soledad (y escribo “casi” porque hoy me levanté optimista), al ninguneo renovador, que es la forma que el oficialismo tiene de combatir a los opositores que no puede cooptar. Y al fuego amigo.

     Adelina es una peronista de esas a las que se le adivina el peronismo a varios metros de distancia. Pero el peronismo obereño, tan necesitado de algún mínimo liderazgo, está demasiado ocupado en auto-convencerse de que Carlos Rovira sigue siendo un “compañero”. Aunque el compañero sea el responsable de cada estómago medio vacío, de cada dolor de cabeza que no conoce de paracetamol, de cada pie descalzo y de cada caca sin pañal. Las cosas que los pobres le piden a Adelina. ¿Se acuerdan de eso, peronistas? Los pobres…

     Escobar ni siquiera consigue empleo fijo. Vive de changas. Los partidos políticos opositores lo ven como si fuera mancha venenosa. Huyen de él. Huyen porque se opone en serio. Se metió con Rindfleisch. Y en Oberá el peronismo, el radicalismo, el PRO, el socialismo y cualquier ismo que se nos ocurra, a tanto no llega.

      Tiny está llena de ideas. Va a ver al intendente. Que no la recibe (porque Fernández es más renovador de lo que él mismo cree). Va al Concejo Deliberante y presenta proyectos. Sustantivos, con gollete, bien formulados. Pero tiene tanta energía y protagonismo que le pone los pelos de punta a los militantes de la UCF (Unión Cívica del Facebook), unos tipos fracasados  que ni siquiera tienen cojones para asumir que no llegaron a nada por su propia responsabilidad. Entonces le dicen a ella lo que nunca le dijeron a Rindfleisch.

     Los tres, a su manera, les hacen frente a las mafias, a la abulia, a la desidia y a la envidia.

     “No es que el poeta busque la soledad. Es que la encuentra”, reflexionó Rosario Castellanos, escritora mexicana del siglo XX.

    Es lo que le pasa a toda persona que quiera hacer política dignamente en Oberá.

     No busca la soledad.

     Pero la encuentra…

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