“Tener pelos
en la lengua” era un dicho que aludía a alguien de pronunciación insegura y
confusa por defectos de nacimiento, o por la simple sensación de tener pelos en
la boca que causan molestia al hablar y no es fácil sacárselos de encima.
Con el paso
del tiempo la expresión "sin pelos en la lengua" se empezó a usar
para definir a un tipo espontáneo que
expresa lo que piensa sobre una persona o sobre una situación sin caer en la
temerosa tentación de ser políticamente correcto y hablar para quedar bien.
Hoy es 7 de
junio y digo y escribo que así nos gusta y así hemos hecho siempre periodismo.
Hablando en la radio, en la televisión o escribiendo. Sin comer vidrio.
Tratando de esquivar las trampas y haciendo windsurf entre un mar de intereses. Con honestidad intelectual.
Sin pelos en
la lengua.
Sin pelos en
las teclas.
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