Tomo
prestado el título del ensayo escrito por Jorge Luis Borges en la década del
veinte para graficar el grosor de mis expectativas de que en Oberá haya un
cambio profundo y no más gatopardismo.
Hay quiénes hacen política todos los días.
Y hay quiénes aparecen poco antes de las elecciones para luego desaparecer con
ellas. Nos gustan más los primeros. Que en Oberá son bien pocos.
Adelina González es de las últimas dirigentes peronistas que quedan en la ciudad. No tiene que ver con “Cambiemos”, nunca fue
kirchnerista y lejos está de recorrer el camino que muchos de sus compañeros de
militancia recorrieron. Ese camino que los llevó a postrarse ante Carlos
Rovira. Adelina sigue siendo una suerte de concejal sin banca. Vecinos de los
barrios más marginados de Oberá acuden a ella para intentar conseguir la
asistencia que el estado comunal-siempre más presente en la propaganda que en
la realidad-no les da.
Mariana “Tiny” Jaquet sigue cumpliendo años,
de modo que, aún jovencita, ya excedió el espacio de la juventud radical que la
vio nacer. “Tiny” es educada, preparada y audaz. Ojalá el radicalismo obereño,
al que no le sobran ni dirigentes ni militantes con esas tres condiciones, se
decida a impulsarla en vez de intentar frenarla.
Ramón Escobar fue a fondo en una provincia
en la que nadie va a fondo porque en el fondo se encuentra Carlos Rovira.
Denunció a Rindfleisch en la justicia y Misiones Cuatro dio cuenta en el invierno
pasado de un video en el que, de un modo inédito en la política misionera,
Escobar demuestra, de un modo irrefutable, el desvío de fondos del estado hacia
cualquier lado pero menos adonde debieron ir.
El terceto ya se ha presentado a
elecciones y han tenido menos suerte de la merecida. Así le va a Oberá, que el año que viene cumplirá una década en
“emergencia hídrica” y acaba de devolverle la CELO a la renovación, el mismo
espacio que la fundió.
En lo nacional 2019 nos encontrará
atrapados entre lo peor del pasado y lo peor del presente. Y va a costar mucho
que la provincia de Misiones deje de ser un feudo aunque haya un par de
municipios en los que la renovación puede perder bien feo. En Oberá se verá si
la ley de lemas catapulta al alcalde Fernández a la reelección o si la
burguesía local apuesta por Roberto Rocholl. En cualquiera de los dos
escenarios Ewaldo Rindfleisch seguirá durmiendo tranquilo.
¿Cómo se van a insertar en ese panorama Escobar, Tiny y Adelina? Lo
ignoramos.
¿Parece poco? Bueno. Ese es el tamaño de
mi esperanza…
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