LO QUE EL LUNES LE DEBE AL DOMINGO
La derrota
del poder en la segunda ciudad de Misiones, por excepcional, corrió el velo de
un modo tal que los profesionales de la distracción se vieron forzados a enfocarse
en temas que cuesta mucho seguir ocultando. Los achaques del municipio son
nuevos síntomas de viejas patologías. Y todas son responsabilidad del Frente
Renovador, que en dieciocho años de gobierno no solucionó ni uno solo de los
problemas de Oberá.
Tras el rápido fracaso del intento de
algún desubicado de bajarle el precio al triunfo de Juntos por el Cambio, el
alcalde Carlos Fernández, al tanto de que se terminó la hora de su siesta, le
puso el cuerpo al paro de los choferes de Capital del Monte. Y definió lo que
son las termas: un mal negocio.
La herencia que dejó Ewaldo Rindfleisch no
desapareció porque Fernández la cubrió, el periodismo local la soslayó, la
oposición la contempló en silencio y ciertos grupos jugaron a olvidarla. Afectó
ayer, afecta hoy y afectará mañana. Y ya sabemos que pasa cuando intentamos
escapar de la realidad. Siempre nos alcanza.
El domingo 6 de junio de 2021 hubo un
triunfo colectivo de los obereños que prefieren militar una incómoda ciudadanía
a un cómodo vasallaje. Si al decir de Leopoldo Marechal, “cuando se recibe un
nombre se recibe un destino”, Juntos por el Cambio no debería olvidar ninguna
de esas cuatro palabras pero, sobre todo, la primera. El futuro inmediato de
Oberá dependerá de que permanezcan atentos y de que Rovira no les encuentre el
precio. El año que viene vence el contrato de Capital del Monte y deberán
vigilar que no haya gatopardismo. A su vez, que el parque Termal pueda estar
mejor administrado por los privados es algo muy distinto de que termine siendo
un nuevo curro de algún conocido. Los renovadores no se van a volver
transparentes por una caída en las urnas. Pero buscarán mejorar la calidad de
sus trampas.
La ciudad de Oberá está atrasada. Los
máximos responsables tienen nombres propios y son del mismo espacio. Veinte
años del oscuro arquitecto y del estupendo médico, que no son lo mismo pero que
fueron apoyados por los mismos (el establishment y sus mucamos de la prensa), dejaron
a la vista que los renovadores “K” son tan hábiles para manejar el poder como
inútiles para gestionar. Una sociedad que se tornó conformista por indolente debería
reflexionar sobre por qué dio tanto a cambio de tan poco.
Los días por venir le van a deber siempre
al domingo 6 de junio la obligación de abrir los ojos para tener que ver la realidad.
Esa
que, nos guste o no, siempre nos alcanza…
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