¿CUÁL ES TU PRECIO?
Cuenta la historia que hace tres siglos
Robert Walpole inició la era de los primeros ministros en Gran Bretaña. Y
cuenta la leyenda que dejó una sentencia que atravesó el tiempo: “Todo hombre
tiene su precio. Solo hace falta saber cuál es”. ¿Tenía razón? Entonces, ¿cuál
es el tuyo? Porque de la respuesta social a estas preguntas dependerá que el 14
de noviembre el gobierno nacional, el de Misiones, y el de Oberá, puedan menguar
o revertir la tunda electoral que sufrieron en las PASO, soportar otra igual, o
comerse una peor.
Está a la vista de cualquiera que no
cierre los ojos la estrategia de los oficialismos para intentar dar vuelta la
derrota en las primarias. No les queda otra porque gobernar no saben y tanto
Cristina como Rovira tienen un problema similar: unos Fernández que en vez de
atraer, repelen. Así que apostarán al votante conformista, con mentalidad
cortoplacista y sin escrúpulos, capaz de olvidar este desastre por diez guitas más.
Claro que la magnitud de la crisis es tal
que puede que ese tipo de votante esté en extinción.
Cristina y Alberto tienen siete semanas
para persuadir a los díscolos y a los ausentes en las PASO. Y Rovira tiene el
mismo tiempo para rescatar el voto citadino que lo abandonó. Ya pusieron al
periodismo pauta-dependiente a camelear a toda máquina. Repartirán lo que se
pueda. Y apelarán a que algún opositor meta goles en contra.
Tremendo desafío le aguarda a la sociedad.
Anoticiarse si anida en ella la dignidad necesaria, o si está tan podrida como
sus gobernantes.
Walpole fue primer ministro entre 1.721 y
1.742. Toda persona tiene su precio, dijo el inglés.
¿Tenía razón?
Y si la tenía…
¿Cuál es el tuyo?
Walter
Anestiades