ESCONDER LA RUINA PROVINCIAL
EN EL DESASTRE NACIONAL
Como buen “kirchnerismo
a la misionera”, los renovadores “detectaron” rápido el motivo por el que
recibieron una paliza electoral en las PASO: la culpa la tuvo el otro. “El
otro” es el gobierno nacional. Y están haciendo leña del Alberto caído.
Después de una semana en la que el periodismo pauta-dependiente exprimió el cerebro de sus
redactores para que la sintaxis no revele que el oficialismo provincial perdió,
Carlos Rovira entendió lo ineficaz de la jugada y mandó a Herrera Ahuad a decir
que “debemos tomar nota del reclamo de los misioneros” (siempre evitando
admitir la derrota). Y le echaron la culpa al gobierno nacional. A ver si pueden
disolver veinte años en los últimos dos.
Con dos décadas manejando Misiones eso de
buscar culpas en Buenos Aires en un argumento vetusto y berreta. Pero Rovira
sabe que cuenta con la credulidad de quiénes se entusiasman con la idea porque
siempre es menos riesgoso cacarear contra los que están lejos que contra los
que están cerca.
En las PASO Juntos por el Cambio se quedó
con el voto urbanita. Ganó en Posadas, Oberá, Eldorado, Iguazú, San Vicente,
Montecarlo, Apóstoles, Alem, Aristóbulo del Valle, Garupá, y diez municipios
más Y dio pelea en zonas rurales en las que sus candidatos venían siendo
testimoniales.
¿Si pueden dar vuelta el resultado en las
generales de noviembre? En la Argentina todo puede pasar. Pero Rovira no
debería subestimar el evidente hartazgo ciudadano frente a la desidia
provincial. Que no contradice al que se siente con el gobierno nacional. Lo
complementa.
No es la primera vez que miles de
electores misioneros, que votan renovadores para cargos locales, los botan para
cargos nacionales. Y el alcalde Carlos Fernández, que seduce cada vez menos dentro
de Oberá, no seduce nada fuera de Oberá. Es parte de la explicación de derrotas
como la de Posadas, donde Juntos por el Cambio los dobló en votos. El mensaje
de las urnas fue claro: ningún Fernández. Ni Alberto, ni Cristina, ni Carlos.
En los próximos cincuenta días el aparato
de propaganda local dirá que la culpa del voto protesta de los misioneros es de
Fernández. Y es cierto.
Pero, ¿de cuál Fernández?
Walter
Anestiades
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