NO
TODO EL MUNDO VA A
ARRASTRARSE
A TUS PIES
El 8 de julio
se cumplió una década del adiós de Joaquín Piña. Un obispo que no se arrastró a
los pies de Carlos Rovira. En días de mayorías sumisas y cobardes, de tanto
voto infame, y con la palabra “libertad” en boca de impostores, sería
irresponsable olvidar el legado atemporal de este jesuita indomable.
Joaquín Piña
iba camino a los ochenta años de edad cuando se puso al hombro la resistencia
ciudadana al intento de convertir a Misiones en otro de los patéticos feudos
argentinos. Se plantó con una determinación tal que hasta doblegó la voluntad
del por entonces omnipotente presidente Néstor Kirchner.
Como ya
sabemos, después Rovira tuvo la “caja”
necesaria para pagar el precio que se pusieron unos cuantos y así lograr que su
poder sea omnímodo. Hace dieciséis años que tiene las llaves del parlamento
provincial, ya se aseguró tenerlas otros cuatro, y sigue poniendo títeres en la
gobernación y en la justicia.
Lo que también
sabemos es que después de morir, en julio de 2013, nadie heredó los cojones de
Piña. Y también sabemos que a pesar de que en Misiones se predica en extenso la
palabra de Dios, sobran adoradores del becerro de oro. Alguien no está predicando
bien el cristianismo de Cristo.
“No todo el
mundo va a dejarse caer. No todo el mundo va a arrastrarse a tus pies”, canta Fito
Páez en “Tráfico por Katmandú”, uno de los temas del celebrado álbum “El amor
después del amor” que se lanzó en el 92.
No está mal esa frase que en la canción Fito
usa en otra dirección pero que a uno le recuerda que el padre Piña se mantuvo
digno y erguido ante Rovira y ante Kirchner. Como lo había estado ante Stroessner
en Paraguay.
“No se dejen
engañar con espejitos, con los que pretenden comprar su libertad y nuestra
dignidad”, dijo el padre Piña en su carta de despedida de la Diócesis de Puerto
Iguazú, en septiembre de 2006.
Joaquín Piña sabía
que no hay que arrastrarse ante ningún poder humano. Es algo que aprendió. Que otros
aprendieron. Que muchos aprendieron.
Y yo también.
Walter Anestiades
4 comentarios:
Hola Walter
El padre Piña a quien buscamos nosotros (CTAA) y tantos otros
Costo convencer.
El decía que ese no era su lugar.
Tanto lo buscamos que un día dijo si
Y encarnó un proyecto del cual se apropio el pueblo
Fue una militancia maravillosa producto de saber que ese candidato era el mejor.
Gracias x el recuerdo
No perdamos la esperanza y la dignidad!
Un testigo, pastor, ciudadano único que supo encarnar , vivir, celebrar , testimoniar los Valores del Reino de Dios....Amor, Dignidad, Verdad, Libertad....
Si señor La Dignidad antes q nada
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