¿CUÁNDO
SE JODIÓ OBERÁ?
Hace medio siglo Mario
Vargas Llosa publicó “Conversación en la
Catedral”. Es una novela en la que su protagonista, un joven periodista limeño
de nombre Santiago Zavala-que es un alter ego de Vargas Llosa-se pregunta ¿cuándo
se jodió el Perú? Viendo el atraso que padece la ciudad en la que vivimos se
impone hacerse la misma pregunta: ¿cuándo se jodió Oberá?
Repasemos:
-Oberá perdió su autonomía política. Su destino es
digitado desde el Parque Paraguayo en Posadas y su joven alcalde, Pablo Hassan,
se limita a hacer la misma tarea que hizo su padre: operar a favor de los
intereses del señor feudal de la provincia, Carlos Eduardo Rovira.
-los servicios básicos que recibe cada habitante de
Oberá, especialmente la luz y el agua potable, los brinda una cooperativa a la
que de eso, de cooperativa, le queda solo el nombre: la CELO. A pesar de que la
ciudad está encima del Acuífero Guaraní-que es una reserva mundial de agua
dulce-el agua de red se corta reiteradamente porque casi nunca la oferta puede satisfacer la demanda. Lo mal que deben haber hecho las
cosas en la CELO para lograr que un recurso que sobra, falte.
-la energía eléctrica llega a través de una línea de 132 kV
vetusta, tiene casi medio siglo, y a la que habría que reemplazar pero ningún
estado, ni el nacional ni el provincial, se hacen cargo de la obra. En mayo de
2015, cuando Hugo Passalacqua era vicegobernador y aspiraba a su primer mandato
como gobernador, firmó la licitación de
la obra denominada “Construcción Línea de Alta Tensión 132 kV San
Isidro-Alem-Oberá II y Obras Complementarias en la provincia de Misiones”. Pero
nunca se puso ni un poste. A pesar de eso Passalacqua fue premiado por el
electorado que le otorgó no una sino dos gobernaciones.
-la CELO ha llegado a tal desmadre que es manejada por un
Consejo Directivo que nadie votó porque un día la intervinieron de hecho y el
síndico Carlos Syniuk catapultó a un joven ingeniero llamado Carlos Conil a la
presidencia. Hace unos días y sin que se informe el motivo, Conil renunció al
cargo. Todo es tan impresentable que la CELO, la gran proveedora de los
servicios públicos de toda la zona centro de Misiones, estuvo presidida por
alguien que no se sabe cómo llegó y tampoco se sabe porque se fue. Tampoco se
sabe cuando los socios podrán votar para
elegir a sus representantes, como fue siempre.
-en la última sesión del año la renovación-el partido que
gobierna la ciudad desde hace dos décadas-impuso su mayoría en el Concejo
Deliberante para aprobar un proyecto que estipula que cada vecino pagará de
alumbrado público el 6% de su consumo interno de energía eléctrica. ¿Qué tiene
que ver el consumo interno de luz con el alumbrado público? No se sabe. Es una
creación local.
-las calles de Oberá compiten fuerte con las veredas de
Oberá a ver cuál está peor.
-acorde a lo que sucede en el resto de Misiones, donde
los conductores se “cagan” en las reglas viales, andar en auto o en moto por
Oberá, cruzar una calle, o incluso estar parado en una plaza, es una tarea de
alto riesgo. En el año 2022, y puede que haya pasado lo mismo en 2023, los
accidentes viales fueron la primera causa de muerte en Misiones. Sin embargo
las autoridades desdeñan la cuestión, los conductores circulan como si cada
calle o avenida, la autovía o las rutas adyacentes fueran autódromos. Y del
tema no se habla. Una soberbia “al palo” que se lleva vidas…
-la empresa de colectivos que opera el servicio de
transporte urbano es un monopolio provincial que en Oberá hace, literalmente,
lo que quiere. Y el intendente Hassan, que según la Carta Orgánica de la ciudad
tiene el poder de contralor de la empresa, se hace el otario.
-hace dos décadas el entonces intendente Ewaldo
Rindfleisch puso en marcha un proyecto para que Oberá tenga un parque de aguas
termales. En su momento el poco periodismo que había y hay y la poca ciudadanía
seria y comprometida que había y hay, advirtieron que eso era o un bluff, o un
“curro” o una mezcla de las dos cosas. Veinte años después, cuando hace rato
que no hay ningún parque termal funcionando, el municipio promociona las
piletas que albergaron el intento termal como piletas de agua fría que los
vecinos pueden usar para refrescarse en el verano. De un modo bizarro, se pasó
de un “parque termal” a unas comunes “Pelopincho”.
-para rematarla, resulta que cuesta mucho hablar de estos
temas porque a la mayoría de los obereños no les importa Oberá. No se
comprometen ni a una conversación. En 2023, como en buena parte del país, los
jóvenes libertarios que admiran a Javier Milei arrasaron con los comicios en
Oberá, tanto en las PASO de agosto, como en las generales de octubre como en el
balotaje de noviembre. Sin embargo, antes de las elecciones nacionales bancaron
con su voto al feudo local, y después de las elecciones nacionales desmontaron
toda estructura y se borraron del mapa llevándose sus ansias de libertad para
el país sin que parezca importarles mucho la libertad que no hay en la tierra
en la que nacieron y viven.
Por todo esto,
la sumatoria de problemas que no le importan a casi nadie, lo que garantiza que
esos problemas sigan, se impone y se impone mucho la pregunta ¿cuándo se jodió
Oberá?
Tras los
interventores puestos por la dictadura militar entre el 76 y el 83, los
alcaldes electos por el voto popular en las últimas cuatro décadas han sido los
radicales Mario Bárbaro, Sábato Romano y Miguel Ángel Oliveras (que gobernó una
década), el peronista Héctor Rodolfo “Rolo” Dalmau y los renovadores Ewaldo
Rindfleisch (que gobernó doce años), Carlos Fernández y Pablo Hassan.
Muchos señalan
que el ascenso político de Rindfleisch coincidió con la decadencia en la
calidad de vida e institucional de Oberá. Sin embargo no se puede obviar que
Rindfleisch fue electo intendente tres veces y eso lo convirtió en el
intendente más votado en la historia de la ciudad. ¿Entonces? ¿Sabotaje? ¿Malas
decisiones? ¿Simplemente una ciudad que siguió el mismo camino decadente que
siguió todo el país? ¿Qué pasó? ¿La
sociedad obereña siempre fue así, sin compromiso con lo que pasa en su tierra,
o esa falta de actitud tiene una fecha de inicio más cercana?
Más allá de
cualquier coyuntura nacional Oberá tiene potencial para desarrollarse y
ofrecerle una mayor calidad de vida a sus habitantes. Pero eso no se logra con
apatía ni conformismo, sino exigiendo que las autoridades se tomen sus
funciones en serio. Premiando y castigando en las urnas. No premiando
eternamente al poder a cambio de recibir apenas migajas del gran banquete.
En los comicios del último mes de mayo Oberá se sumó a la lógica electoral del resto del feudo, donde todo está en venta incluido el voto, ergo, el que tiene más plata y recursos gana los comicios. Como el oficialismo maneja la "caja" del estado, siempre gana y deja a la oposición en un escenario de "cancha inclinada" que se torna irreversible cuando se disputa el poder territorial.
En el libro de
Vargas Llosa, “Conversación en la Catedral”, uno de sus personajes le recuerda
a un militar: “Aquí cambian las personas, teniente, nunca las cosas”.
¿Será también así
en Oberá?
Porque si es
así…
¡Qué cosa tan
horrible!
Walter Anestiades
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