lunes, 1 de enero de 2024

 

        ¿CUÁNDO SE JODIÓ OBERÁ?

 

     Hace medio siglo Mario Vargas Llosa publicó  “Conversación en la Catedral”. Es una novela en la que su protagonista, un joven periodista limeño de nombre Santiago Zavala-que es un alter ego de Vargas Llosa-se pregunta ¿cuándo se jodió el Perú? Viendo el atraso que padece la ciudad en la que vivimos se impone hacerse la misma pregunta: ¿cuándo se jodió Oberá?

     Repasemos:

-Oberá perdió su autonomía política. Su destino es digitado desde el Parque Paraguayo en Posadas y su joven alcalde, Pablo Hassan, se limita a hacer la misma tarea que hizo su padre: operar a favor de los intereses del señor feudal de la provincia, Carlos Eduardo Rovira.

-los servicios básicos que recibe cada habitante de Oberá, especialmente la luz y el agua potable, los brinda una cooperativa a la que de eso, de cooperativa, le queda solo el nombre: la CELO. A pesar de que la ciudad está encima del Acuífero Guaraní-que es una reserva mundial de agua dulce-el agua de red se corta reiteradamente porque casi nunca  la oferta puede satisfacer  la demanda. Lo mal que deben haber hecho las cosas en la CELO para lograr que un recurso que sobra, falte.

-la energía eléctrica llega a través de una línea de 132 kV vetusta, tiene casi medio siglo, y a la que habría que reemplazar pero ningún estado, ni el nacional ni el provincial, se hacen cargo de la obra. En mayo de 2015, cuando Hugo Passalacqua era vicegobernador y aspiraba a su primer mandato como gobernador, firmó la  licitación de la obra denominada “Construcción Línea de Alta Tensión 132 kV San Isidro-Alem-Oberá II y Obras Complementarias en la provincia de Misiones”. Pero nunca se puso ni un poste. A pesar de eso Passalacqua fue premiado por el electorado que le otorgó no una sino dos gobernaciones.

-la CELO ha llegado a tal desmadre que es manejada por un Consejo Directivo que nadie votó porque un día la intervinieron de hecho y el síndico Carlos Syniuk catapultó a un joven ingeniero llamado Carlos Conil a la presidencia. Hace unos días y sin que se informe el motivo, Conil renunció al cargo. Todo es tan impresentable que la CELO, la gran proveedora de los servicios públicos de toda la zona centro de Misiones, estuvo presidida por alguien que no se sabe cómo llegó y tampoco se sabe porque se fue. Tampoco se sabe cuando  los socios podrán votar para elegir a sus representantes, como fue siempre.

-en la última sesión del año la renovación-el partido que gobierna la ciudad desde hace dos décadas-impuso su mayoría en el Concejo Deliberante para aprobar un proyecto que estipula que cada vecino pagará de alumbrado público el 6% de su consumo interno de energía eléctrica. ¿Qué tiene que ver el consumo interno de luz con el alumbrado público? No se sabe. Es una creación local.

-las calles de Oberá compiten fuerte con las veredas de Oberá a ver cuál está peor.

-acorde a lo que sucede en el resto de Misiones, donde los conductores se “cagan” en las reglas viales, andar en auto o en moto por Oberá, cruzar una calle, o incluso estar parado en una plaza, es una tarea de alto riesgo. En el año 2022, y puede que haya pasado lo mismo en 2023, los accidentes viales fueron la primera causa de muerte en Misiones. Sin embargo las autoridades desdeñan la cuestión, los conductores circulan como si cada calle o avenida, la autovía o las rutas adyacentes fueran autódromos. Y del tema no se habla. Una soberbia “al palo” que se lleva vidas…

-la empresa de colectivos que opera el servicio de transporte urbano es un monopolio provincial que en Oberá hace, literalmente, lo que quiere. Y el intendente Hassan, que según la Carta Orgánica de la ciudad tiene el poder de contralor de la empresa, se hace el otario.

-hace dos décadas el entonces intendente Ewaldo Rindfleisch puso en marcha un proyecto para que Oberá tenga un parque de aguas termales. En su momento el poco periodismo que había y hay y la poca ciudadanía seria y comprometida que había y hay, advirtieron que eso era o un bluff, o un “curro” o una mezcla de las dos cosas. Veinte años después, cuando hace rato que no hay ningún parque termal funcionando, el municipio promociona las piletas que albergaron el intento termal como piletas de agua fría que los vecinos pueden usar para refrescarse en el verano. De un modo bizarro, se pasó de un “parque termal” a unas comunes “Pelopincho”.

-para rematarla, resulta que cuesta mucho hablar de estos temas porque a la mayoría de los obereños no les importa Oberá. No se comprometen ni a una conversación. En 2023, como en buena parte del país, los jóvenes libertarios que admiran a Javier Milei arrasaron con los comicios en Oberá, tanto en las PASO de agosto, como en las generales de octubre como en el balotaje de noviembre. Sin embargo, antes de las elecciones nacionales bancaron con su voto al feudo local, y después de las elecciones nacionales desmontaron toda estructura y se borraron del mapa llevándose sus ansias de libertad para el país sin que parezca importarles mucho la libertad que no hay en la tierra en la que nacieron y viven.

    Por todo esto, la sumatoria de problemas que no le importan a casi nadie, lo que garantiza que esos problemas sigan, se impone y se impone mucho la pregunta ¿cuándo se jodió Oberá?

     Tras los interventores puestos por la dictadura militar entre el 76 y el 83, los alcaldes electos por el voto popular en las últimas cuatro décadas han sido los radicales Mario Bárbaro, Sábato Romano y Miguel Ángel Oliveras (que gobernó una década), el peronista Héctor Rodolfo “Rolo” Dalmau y los renovadores Ewaldo Rindfleisch (que gobernó doce años), Carlos Fernández y Pablo Hassan.

     Muchos señalan que el ascenso político de Rindfleisch coincidió con la decadencia en la calidad de vida e institucional de Oberá. Sin embargo no se puede obviar que Rindfleisch fue electo intendente tres veces y eso lo convirtió en el intendente más votado en la historia de la ciudad. ¿Entonces? ¿Sabotaje? ¿Malas decisiones? ¿Simplemente una ciudad que siguió el mismo camino decadente que siguió todo el país? ¿Qué pasó?  ¿La sociedad obereña siempre fue así, sin compromiso con lo que pasa en su tierra, o esa falta de actitud tiene una fecha de inicio más cercana?

     Más allá de cualquier coyuntura nacional Oberá tiene potencial para desarrollarse y ofrecerle una mayor calidad de vida a sus habitantes. Pero eso no se logra con apatía ni conformismo, sino exigiendo que las autoridades se tomen sus funciones en serio. Premiando y castigando en las urnas. No premiando eternamente al poder a cambio de recibir apenas migajas del gran banquete.

     En los comicios del último mes de mayo Oberá se sumó a la lógica electoral del resto del feudo, donde todo está en venta incluido el voto, ergo, el que tiene más plata y recursos gana los comicios. Como el oficialismo maneja la "caja" del estado, siempre gana y deja a la oposición en un escenario de "cancha inclinada" que se torna irreversible cuando se disputa el poder territorial.

     En el libro de Vargas Llosa, “Conversación en la Catedral”, uno de sus personajes le recuerda a un militar: “Aquí cambian las personas, teniente, nunca las cosas”.

     ¿Será también así en Oberá?

      Porque si es así…

      ¡Qué cosa tan horrible!

 

 

Walter Anestiades

 

     

    

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