lunes, 4 de marzo de 2024

 

             EL ABRIGO DE MI VIEJO

 

     Hace tres décadas, poco después de que mi padre se fuera de este plano, me probé alguna de sus pilchas. Recuerdo en particular un hermoso sobretodo de color marrón que no pude usar. ¿Por qué? Me quedaba demasiado grande. Tan grande como le queda el cargo de alcalde de la ciudad de Oberá a Pablo Hassan.

     La semana pasada Hassan dio un discurso de apertura de sesiones del parlamento comunal que se tornó bizarro. Siguiendo la clásica retórica de su partido de no hacerse cargo de nada, fue por más y no le tembló la voz para intentar disimular las dos décadas de desidia renovadora en los dos meses de la presidencia de Javier Milei.

     Es lógico que Hassan esté cebado por cuatro circunstancias políticas que lo han favorecido y lo seguirán favoreciendo hasta nuevo aviso:

1º-en Oberá, como en el resto de Misiones, sucede lo que los politólogos llaman “cancha inclinada”. Ergo, los candidatos opositores no tienen chances electorales ante un oficialismo que cuenta con la “caja” del estado y usa esos recursos sin escrúpulos ni control para cooptar el voto en un territorio donde, para muchos electores, el sufragio tiene valor de cambio. Acá el que tiene más plata gana las elecciones

2º-el blindaje mediático que le proporciona una prensa que ejerce la obsecuencia o por lo que dice o por lo que calla

3º-además de muy poquitos periodistas, en Misiones y en Oberá hay muy poca oposición. El radicalismo comunal, que en manos de Eduardo Serra intentó algo distinto, sufrió la falta de apoyo de sus propios correligionarios. La Defensoría del Pueblo se esfuerza y mucho, pero carece de herramientas para enfrentar una lucha tan despareja contra el poder. Y la concejala Mara Frontini-un baluarte del republicanismo en la ciudad-se ve acompañada por dos concejales que le están imprimiendo dinamismo a sus gestiones como Aníbal Ramírez y Adriana Kosnicki. Pero están cometiendo el tempranero error de dividirse en 2 y en 1 en vez de sumar y dar 3. Y los muchachos libertarios, a la manera de sus pares nacionales, son unos tremendos talibanes de Twitter, Instagram y Facebook.

4º-como el miedo es el principio organizador de la sociedad obereña, la opinión pública local habla de cualquier cosa, menos de Oberá. Especialmente de la política de Oberá y de Misiones. Si por la calle te encontrás con alguien que te da demasiada charla y estás apurado, decile la palabra mágica: “Rovira”. Y se borrará en cuestión de segundos

     Poco periodismo, poca oposición, mucho miedo, mucha quietud y mucho oficialismo como actitud de vida. Todo eso, junto, para disimular la chatura de una gestión alcanza.

     Es una pena que el grueso de los obereños hayan desperdiciado una gran chance de votar a un candidato con un proyecto de ciudad para volver a apoyar a otro con un proyecto de poder. Con Hassan como un mero CEO del señor feudal misionero, políticamente Oberá es hoy otro barrio de Posadas cuyos destinos se rigen desde el Parque Paraguayo.

     Así las cosas Oberá seguirá padeciendo un enorme atraso. Sus funcionarios, y el elenco estable del periodismo alcahuete local, no harán otra cosa que repetir hasta el hartazgo que lo malo que ocurre por acá es todo culpa del tremendo ajuste que está haciendo Milei.

     Cero gestión. Y encima ese discurso berreta. Una combinación patética.

     Los romanos hacían una distinción entre el “poder” y la “autoridad”. Para ellos la autoridad era una cualidad moral. Y el poder era un instrumento de cohesión.

     Pablo Hassan se probó primero el traje de poder y le queda al cuerpo.

     Después se probó el traje de la autoridad, el traje del cargo de intendente, y le queda como a mí aquél abrigo de mi viejo.

     Le queda grande.

 

 

Walter Anestiades

  

    

    

      

 

    

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