sábado, 18 de mayo de 2024

 

             EL SALARIO DEL MIEDO



     Upton Sinclair fue un norteamericano escritor y periodista que dijo y escribió que "Es difícil hacer que un hombre entienda algo, cuando su salario depende de que no lo entienda". En Misiones el estado rovirista se pergeñó para que muy poquitos sean potentados, otros la pasen como bacanes, y el resto se conforme con las miguitas del gran banquete. Ahora muchos protestan porque no entienden cómo es posible que el estado les pague salarios tan miserables y pretenda que, encima, no exijan más. Habrá que anoticiarlos de que en este feudo sus salarios dependen, precisamente, de que no lo entiendan.

     Con solo ver lo que gana mensualmente un empleado estatal en Misiones no hay discusión posible. Un docente, un portero de escuela, un policía, un penitenciario, un trabajador de la Salud Pública, un empleado del Poder Judicial, o cualquiera que esté fuera del esquema de los altos cargos políticos comunales o provinciales, tiene que hacer magia para alimentarse él y su familia, pagar un alquiler, pagar los servicios públicos y mandar a estudiar a sus hijos.

    Hace demasiado tiempo que esto es así. ¿En toda la Argentina? Correcto. Pero ya que estamos acá, hablemos de acá. La pauperización salarial en Misiones es una marca registrada del estado rovirista. Que ahora con la alétheia mileísta se nota más.

     ¿De cuánto será el patrimonio de Carlos Eduardo Rovira? ¿Y el de Hugo Passalacqua? ¿Y el del ministro de Hacienda. Adolfo Safrán? En Misiones, para saber este tipo de información que debería ser pública, hay que preguntarle a un vidente. ¿Cuánto tiempo soportaría, cada uno de ellos, vivir con el salario de un docente o de un policía?

     Tapada por el marketing de un sistema político que creó la suficiente cantidad de conformistas como para perpetuarse, la paupérrima calidad de vida de la clase media y baja misionera se destapa solo ante crisis extraordinarias. Como la de ahora.

     Y ocurrió entonces que muchos salieron a protestar a las calles. Para exigir respuestas.

     Justo en la Misiones feudal. Donde todo depende de nunca hacer preguntas…

 

 

Walter Anestiades 

-Fotos: LV 12 y Agencia Hoy.

     

    

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