EL
SALARIO DEL MIEDO
Upton Sinclair fue un
norteamericano escritor y periodista que dijo y escribió que "Es difícil
hacer que un hombre entienda algo, cuando su salario depende de que no lo
entienda". En Misiones el estado rovirista se pergeñó para que muy
poquitos sean potentados, otros la pasen como bacanes, y el resto se conforme
con las miguitas del gran banquete. Ahora muchos protestan porque no entienden
cómo es posible que el estado les pague salarios tan miserables y pretenda que,
encima, no exijan más. Habrá que anoticiarlos de que en este feudo sus salarios
dependen, precisamente, de que no lo entiendan.
Con solo ver
lo que gana mensualmente un empleado estatal en Misiones no hay discusión
posible. Un docente, un portero de escuela, un policía, un penitenciario, un
trabajador de la Salud Pública, un empleado del Poder Judicial, o cualquiera
que esté fuera del esquema de los altos cargos políticos comunales o
provinciales, tiene que hacer magia para alimentarse él y su familia, pagar un
alquiler, pagar los servicios públicos y mandar a estudiar a sus hijos.
Hace demasiado
tiempo que esto es así. ¿En toda la Argentina? Correcto. Pero ya que estamos
acá, hablemos de acá. La pauperización salarial en Misiones es una marca
registrada del estado rovirista. Que ahora con la alétheia mileísta se nota
más.
¿De cuánto
será el patrimonio de Carlos Eduardo Rovira? ¿Y el de Hugo Passalacqua? ¿Y el
del ministro de Hacienda. Adolfo Safrán? En Misiones, para saber este tipo de información
que debería ser pública, hay que preguntarle a un vidente. ¿Cuánto tiempo
soportaría, cada uno de ellos, vivir con el salario de un docente o de un
policía?
Tapada por el
marketing de un sistema político que creó la suficiente cantidad de conformistas
como para perpetuarse, la paupérrima calidad de vida de la clase media y baja
misionera se destapa solo ante crisis extraordinarias. Como la de ahora.
Y ocurrió
entonces que muchos salieron a protestar a las calles. Para exigir respuestas.
Justo en la
Misiones feudal. Donde todo depende de nunca hacer preguntas…
Walter Anestiades
-Fotos: LV 12 y Agencia Hoy.
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