domingo, 26 de mayo de 2024

 

      NO ES LA AUTORIDAD. ES EL PODER

 

     Hace dos décadas que en Misiones el grueso de los empleados públicos es el principal sostén electoral del estado rovirista. Ahora la alétheia del gobierno mileísta puso a policías y docentes en la misma avenida. Unos quieren un sueldo digno y los otros un sueldo digno y otras dignidades más. Le protestan a unos impresentables que nunca tuvieron autoridad. Pero siempre tienen el poder.

     Con el paso de los años, y especialmente con la desaparición de “Marilú” Leverberg, el gremialismo docente ya no supo cómo seguir vendiendo el beneficio de unos pocos como una mejora colectiva. La realidad de unos salarios que están entre los más miserables del país dejó a tanta obsecuencia en ridículo y la protesta, durante mucho tiempo marginal, se tornó admitida y numerosa. Hoy los docentes misioneros que quieren-y precisan-un salario digno, pero que también están hartos del yugo feudal renovador, ya son unos cuántos.

     Ser policía es otra cosa. Es otra convicción. Es otra mentalidad. Y en Misiones es también, como la docencia, una de las pocas salidas laborales. Pero un policía sabe que hasta el día que se retire siempre le hará la venia a alguien para mantener el trabajo. Los docentes que protestan se cansaron, precisamente, de hacerle siempre la venia a alguien para mantener el trabajo. De eso se trataron los días de apogeo del gremio UDPM.

      En la docencia que chilla hay una rebeldía que no se calma con plata. En la policía que protesta hay un malestar que solo se calma con plata. Un docente no es mejor que un policía ni viceversa. Pero unos quieren un sueldo digno para seguir siendo los garantes de la “pax” misionera. Los otros quieren paz de verdad.

     El estado rovirista, siempre canalla, siempre patotero, siempre explotador, buscará consensuar de una buena vez el numerito de aumento porcentual que desactive la protesta policial que atrajo las luces alcahuetes de los mass-media nacionales. ¿Y los docentes? Volverán a quedar solos con sus salarios apenas un poquito menos miserables, pagados por un oficialismo que ya ha demostrado lo cómodo que se siente al ningunearlos.

     Quiénes pretenden vivir algunas aventuras del pensamiento en mayo de 2024, con las protestas callejeras, deberían abrir los ojos y ver que la oportunidad real de cambio fue en mayo de 2023, con el voto en las urnas.

     El papel vergonzoso del pusilánime gobernador Hugo Passalacqua y de ese patotero de estado que es el ministro de gobierno Marcelo Pérez, puso en ridículo a los 425 mil electores que hace un año volvieron a votar con “v” corta a quiénes se merecían ser botados con “b” larga.

    Los romanos hacían una distinción entre el poder y la autoridad. La autoridad era una “cualidad moral”. Y el poder era un “instrumento de coerción”. Cualquiera puede tener poder. Pero no cualquiera tiene autoridad.

     Y así anda y andará Misiones.

      En manos de los que nunca tuvieron autoridad.

      Pero siempre tienen el poder.

 

Walter Anestiades

    

 

 

 

    

No hay comentarios: