¡FELIZ AÑO VIEJO!
“El pasado nunca está muerto. Ni siquiera
es pasado”. William Faulkner fue un escritor norteamericano del siglo XX que se
llevó el Nobel de Literatura y podría llevarse otro premio por describir de un
modo tan preciso como es vivir en la Oberá que nunca conoció. Pablo Hassan,
como sus antecesores roviristas, administra los mismos problemas de hace veinte
años que nunca serán solucionados.
Hay
falta de luz porque la zona centro precisa una inversión en energía eléctrica
que jamás se realiza. Falta agua potable en un lugar que alberga a una reserva
mundial de agua dulce como el Acuífero Guaraní. La inseguridad sigue siendo creciente.
Los accidentes viales, que de accidentes tienen bastante poco, no merman. La
economía permanece pauperizada por cuestiones locales siempre disimuladas en
las nacionales. El problema de los colectivos sigue siendo hijo de que las
empresas hacen lo que quieren porque la orden es no controlarlas. Hay un fiasco
ya nostálgico llamado “Parque Termal” al que los contribuyentes nunca terminan
de bancar con sus impuestos para que se les devuelva absolutamente nada. Oberá
es una ciudad que cobra impuestos de Suiza y ofrece servicios de Haití. Y permanece
una apatía generalizada que no deja de ser ni apatía ni generalizada y que es
la garante perfecta del status quo.
Como en su momento Ewaldo Rindfleisch o
Carlos Fernández, Pablo Hassan no pasa de ser el CEO de un Carlos Rovira al que
cada vez le va mejor y es por eso que a Misiones le va peor.
Oberá tiene hoy un buen terceto de
concejales del PRO y una esforzada dupla de defensores del pueblo que claman en
el desierto. Porque por acá todo clamor retumba en el desierto.
¿Y los libertarios de Oberá que arrasaron
las urnas en los comicios nacionales del año pasado? Por ahora son fantasmas.
“No hay nada nuevo bajo el sol”, reza el
Eclesiastés bíblico. En Oberá es así desde el año 2003, 2004, 2005, 2006, 2007,
2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020,
2021, 2022, 2023 y 2024.
Un incompetente como Pablo Hassan,
blindado mediáticamente y en las redes sociales para eludir sus responsabilidades,
sabe que, pese a todo, su reelección estará asegurada si vuelve a contar con la
“caja” necesaria en 2027. Lo de él es pasear por la ciudad como un turista,
estrechar manos mansas y sacarse fotos. Los votos de los termos vendrán solos…
Cada año que pasa Oberá, en vez de
progresar, se atrasa.
Se viene el 2025.
Feliz Año Viejo…
Walter
Anestiades
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