domingo, 5 de junio de 2011

LA PROFECIA AUTOCUMPLIDA

Una profecía autocumplida es creer que algo es cierto aunque no lo sea, y al actuar en el mundo de lo real como si lo fuera, se acaba por corroborarla.
La expresión "profecía autocumplida" fue acuñada por el sociólogo estadounidense Robert K. Merton (1910-2003). Por ejemplo, si se corre el rumor de que un Banco está por presentar quiebra-hecho que puede ser absolutamente falso-, éso podría generar temor en los ahorristas de ése Banco y que entonces acudan masivamente a sacar su dinero logrando así que la entidad, al perder tanto patrimonio, quiebre.

El aparato de propaganda kirchnerista, en lo nacional, y el aparato de propaganda del Frente Renovador, en Misiones, han instalado la idea de que "Cristina ya ganó" el 23 de octubre-elecciones nacionales-y de que "Closs ya ganó" el 26 de éste mes-elecciones provinciales-.
Día tras día, el más oficialista que nunca "Canal 12", los portales de propaganda disfrazados de webs informativas en internet, las radios que viven de la pauta oficial, las "encuestruchas", los punteros de barrio y los pseudoopositores que se postulan para dividir los votos de protesta bombardean a la sociedad con la premisa falsa de que el 26 de junio los ciudadanos de la provincia de Misiones se limitarán a corroborar que Maurice Closs será reelecto y que las otras nueve fórmulas a gobernador y vice se disputarán el segundo lugar sin chance alguna de pelear por el primero.

En Oberá, segunda ciudad de Misiones, cada hecho político que ocurre se analiza a favor de presentar que la pelea por la intendencia, para los que hay 19 anotados, se limita a 3 de los 6 sublemas que presenta el Frente Renovador. Lo que se dice, lo que sucede, según éste mecanismo de propaganda, beneficia o perjudica a Ewaldo Rindfleisch, Eduardo Morales Lezica o Carlos Fernández, al tiempo que los otros 16 candidatos son meros espectadores de la puja electoral del trío.

Seguramente cada comicio, previamente, tiene sus favoritos. Pero éso es algo muy distinto a pretender que un candidato ganará por una suerte de designio divino, por algo que viene dado casi por naturaleza, como un hecho ineludible frente al cuál no cabe posibilidad de rebelarse con éxito.
En Misiones, en 2006, se instaló que el "Sí" a la reelección indefinida de Carlos Rovira era, también, cosa juzgada. Juzgada a favor. Ya sabemos que pasó. Encuestadores como Artemio López que viven de los dineros públicos- el de todos nosotros-pifiaron el resultado por veintiocho puntos (dijo que Viviana Rovira le ganaba al Padre Piña por 15 puntos cuando Piña,en la realidad, le sacó 13 a la actual ministra de Ecología). Hoy, los portales propagandísticos que la van de informativos siguen acudiendo a don Artemio sin ponerse colorados. Al respecto, sería interesante que el Estado de una provincia en la que hay seres humanos que se mueren por desnutrición nos digan cuánto dinero gastan en pagarle por sus servicios a éstos señores que de ser profetas, están bastante lejos.

El mecanismo no funciona si no se cuenta con el alido buscado: los indiferentes. Esos habitantes de los lugares que son incapaces de dedicar quince minutos diarios a ver que ocurre a su alrededor y que creen que la cosa pública no los afecta y por éso se refugian en los habituales clichés hijos de la ignorancia cívica: "gane quién gane estaremos igual", "todos roban", "éstos roban pero hacen", "la política es sucia", etc., etc., etc. Seamos claros, el voto pensado jamás es víctima de la profecía autocumplida. El indiferente, que recién en los últimos días empieza a averiguar que se vota y quién se postula, suele adherir al que le dicen que va a ganar. En la Argentina ésta clase de personajes que votan así, abunda.

Es cierto que el clientelismo político le da un piso electoral cuantitativamente importante a los oficialismos. Pero con clientelismo sólo no se gana. Se necesita el voto de la clase media. De la que padece y aún de la que ve la crisis en los demás. Vale mencionar que algunos opositores actúan como derrotados antes de tiempo, facilitando mucho más la tarea de imponer el criterio de un resultado cantado.

Estamos en junio. Ni en Oberá, ni en Misiones, ni en la Argentina, nadie ganó ninguna elección aún. Si se insiste con que Closs ya ganó porque está en la Biblia, podría consensuarse entre los tres poderes del Estado que los comicios no se realicen. Se evitaría gastar el dineral que sale hacer elecciones, y muchos podrían dedicar el domingo 26 a descansar, a estar con sus familias o a ver los partidos de la Promoción en el "Fútbol para todos" mientras la propaganda "K" nos recuerda que las elecciones de octubre, para Cristina, también son un trámite.

Ernesto "El Che" Guevara sostuvo alguna vez que "es mejor vivir en una pequeña verdad que en una gran mentira".
El 26 a la noche sabremos si la pequeña mentira, por imperio de nuestro voto, se convierte en una gran verdad...

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