martes, 17 de abril de 2012

REVOLUCION DE "PICO"!


"En el fondo, la ideología tiene un poder de persuasión indiscutible. El discurso ideológico amenaza anestesiar nuestra mente, confundir la curiosidad, distorsionar la percepción de los hechos, de las cosas, de los acontecimientos."
Paulo Freire (educador brasileño, 1921-1997)

Hay debates que son pertinentes para ésta Argentina. Otros no.
La política mundial discute desde hace mucho las bondades del sistema público o estatal vs las bondades del sistema privado. Es una cuestión de ideologías.
Acá no estamos para éso. Nuestro país ha probado con secuelas ya sufridas y otras por sufrir que estatizar, nacionalizar o privatizar responde a otros intereses. Es una cuestión de negocios.

Con el menemismo en los años noventa vino la ola privatizadora. Se vendió todo. Se malvendió todo. Lejos de lo prometido (y creído) la aplicación de tales políticas dejaron a miles de argentinos sin trabajo y a los del Poder millonarios.
Con el kirchnerismo ahora vino cierta ola reestatizante. Aerolíneas Argentinas o YPF son casos testigos. LPero los muchachos no estatizan ni nacionalizan. "Kirchnerizan". Es para ellos. Lejos de lo prometido (y también creído) , otra vez miles de argentinos han quedado con una pésima calidad de vida y sometidos económicamente no a los ogros del capitalismo mundial, sino al punterito político del barrio. Los del Poder de ahora son más millonarios que los del Poder de antes.
Vale agregar para tanto cándido que se come los amagues de la retórica que los que hoy estatizan antes apoyaron el privatizar y que los que antes privatizaron hoy apoyan el estatizar. Los Kirchner fueron menemistas. Menem es kirchnerista. Todos, dicen, son peronistas. Porque los extremos los llevo a cabo el mismo partido. Pero, ¿quién se va a detener en la búsqueda de coherencia, no? Eso también debe ser berretín de otros pueblos.
Más allá de los sometidos al Poder de la "caja" para sobrevivir, alguna vez habrá que profundizar porqué en la Argentina la mentira es un pasaporte al paraíso y la verdad es un pasaporte al infierno.

Mucha gente cree hoy, que está ante una revolución. Momentos épicos de profundas transformaciones. Como ayer tantos creyeron que de verdad, un peso valía lo que un dólar. Habitantes del "primer mundo". A ver si nos entendemos: lo único revolucionario que hay hoy en ésta Argentina tan injusta empieza con "b" larga y termina con "a": bla, bla, bla, bla, bla...

Una Justicia diseñada no para investigar al Poder sino para protegerlo. Garantizarce la impunidad, para éstos tipos es fundamental. La salud pública combate el ateísmo: en algunos hospitales lo indicado es rezar y tener fe. La seguridad es una nostalgia. Al compás del avance permitido de la droga, la delincuencia es un conjunto de enfermos mentales capaces de hacer cosas tales que los crímenes de "Jason" (el de la saga de "Pesadilla") parezca cosa de boy-scouts. Como los que gobiernan no esperan el colectivo 96 a las dos de la mañana en San Justo, la desdeñan llevándola al concepto de "sensación" o directamente ignorándola. La educación fue transformada en el sueño de cualquier chico del mundo: si el alumno sabe, aprueba. Y sino sabe, también.
La calidad de vida de la mayoría de la población está a distancias siderales comparándola con el hedonismo que practican los que tienen el Poder. Que casi nadie se detenga a reflexionar sobre ésto-y sobre nada-es sustancial para la continuidad de ésta verdadera revolución de pico.

La antigua SEGBA era una empresa estatal que proveía energía eléctrica tan mal y tan cara como la vieja ITALO o las actuales EDENOR o EDESUR. Aguas Argentinas es tan ineficiente como lo era Obras Sanitarias. ENTEL no superaba en nada a Telecom o Telefónica. Antes estatales, hoy privados, tal vez mañana reestatizados, siempre ineficientes, caros y oscuros.
Pero en tiempos de tanta pereza mental y tanta cobardía intelectual es más fácil engancharse en debates ideológicos. Repetir un slogan es más sencillo que elaborar una idea.

Ni liberales ni progresistas.
Ni yanquis ni marxistas.
Ya ni siquiera radicales o peronistas.
Simplemente, chorros...

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