jueves, 21 de junio de 2012

INVESTIGACION: ASI TRABAJA LA POLICIA EN OBERA

    
 
     Salvo para la Presidente de la Nación (que nunca menciona la palabra) o para el ocurrente (?) senador Aníbal Fernández (que la considera una sensación), cualquier ciudadano del país sabe que la inseguridad se desmadró, que la delincuencia está cebada y que los gobernantes no tienen la más pálida idea de como combatirla.
    Pero algo tienen que decir y hacer. De modo tal que atribuir la cuestión exclusivamente a la marginalidad social (cosa muy discutible), crear seccionales de Policía y sacarse fotos junto a una decena de “nuevos” móviles forma parte del acervo cultural de todo funcionario del área que se precie. Cuestión que se completa con una masiva ignorancia cívica, que atribuye a la policía la responsabilidad única de combatir el delito y desliga del tema a las autoridades políticas.
     Pero la realidad es que la Seguridad es un derecho humano fundamental y quién debe garantizarla es el Estado. El Presidente de la Nación, cada Gobernador de provincia, cada Intendente municipal ,son los  principales responsables de brindar seguridad a los ciudadanos. Para éso utilizan  herramientas  como las Fuerzas de Seguridad ( la policía, por ejemplo) que trabaja en conjunto con el Poder Judicial.
     Pues bien, la Policía, como auxiliar de la Justicia, debe actuar en un marco legal y debe contar con los elementos necesarios. Más allá del amateurismo (o la ilegalidad) con el que algún uniformado pueda actuar-lo que debe ser juzgado-es fundamental que el vecino que suele quejarse por el accionar policial se tutee con la realidad cotidiana, con el contexto en el cuál día a día una policía que ha perdido poder disuasivo debe enfrentar al crimen organizado y hasta a aventureros que no dudan en enfrentárseles.
     La siguiente es una descripción somera de lo que pasa en la ciudad de Oberá, segunda localidad en importancia de la provincia de Misiones. Los datos fueron obtenidos a partir del testimonio off the récord de varios policías imposibilitados de expresarse de otra manera.

     En Oberá hay tres seccionales. Cada una de ellas posee un sólo móvil. Unicamente el Comando Radioeléctrico posee varios móviles. La seccional Primera posee un Chevrolet Corsa con varios años y kilómetros recorridos encima.

-En Oberá hay varios destacamentos ubicados en los barrios. El de Cien Hectáreas tiene un sólo vehículo que es una camioneta que pertenecía a la seccional Primera.
El destacamento de Villa Martos está constituído por un sólo policía que atiende en su propia casa las veinticuatro horas y no tiene auto.

-Algo similar ocurre con el destacamento ubicado dentro del Parque de las Naciones.

-La Unidad regional Dos posee un sólo móvil que utiliza el jefe de la misma. A veces la seccional Primera se lo pide prestado.

-En la seccional Primera hay un sólo chaleco antibalas.

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-Cada uniformado recibe su arma reglamentaria y once balas al recibirse. Cuando se le acaban esas municiones, tiene que comprar otras pagándolas de su bolsillo. Lo mismo ocurre con las esposas.

-El Estado debe proveer a cada policía de un uniforme completo todos los años. “Cada tanto”  les dan una camisa, pantalones y un par de botas.

-Para proveerse de conbustible, cada seccional recibe de dos a tres vales de gasoíl de cien pesos cada uno. Con lo cargado, cada móvil debe hacer su trabajo cotidiano  además de la tarea de llevar comida a todas las dependencias en la que haya detenidos. Pueden palear la insuficiencia de combustible con “donaciones” que hace la familia Kubski, propietaria de la empresa “Capital del Monte”, la prestadora del servicio de transporte urbano en la localidad.


-El año pasado el entonces concejal Ricardo Chapero fue víctima de un atentado en su domicilio con tres bombas molotov de fabricación casera. Nunca se encontró a loa autores del hecho. El propio Chapero narró públicamente que la  “policía científica” recurrió a un dibujante para que con una lupa dibujara las huellas digitales encontradas para luego compararlas (como hacía el personaje literario de Arthur Conan Doyle  “Sherlock Holmes”) con otras existentes en un cuaderno que almacena huellas digitales de delincuentes con mucho prontuario. Nada de tomar las huellas con tecnología digital y cotejarlas en una base de datos electrónicas como sucede incluso en países limítrofes con el nuestro. Vale recordar que fue en nuestro país donde se descubrió el sistema de huellas digitales (el croata radicado en la Argentina Juan Vucetich)

-No hay Base de Datos propia. Para que la policía obereña pueda hacer averiguación de antecedentes, deben pedir información por escrito a Posadas. Como si Internet no existiera, en la capital provincial imprimen la información pedida con la firma del jefe de área y la mandan

-Hace un par de años, personal de la Brigada de Investigaciones que trabaja en el edifico de la seccional Segunda, debió hacer una “rifa” entre los vecinos para, con el dinero de la venta, comprar una cámara digital a favor de obtener imágenes de los detenidos y sospechosos y armar un archivo fotográfico.

    
      No es el argumento de una comedia de enredos ni una nueva saga del film “Locademia de Policía”. Es la manera en la que la policía de la segunda ciudad misionera debe trabajar cada día para enfrentar a un universo delictivo cebado y sofisticado. Es lo que sucede detrás de la propaganda que el público consume como si fuera información. Nadie dirá nada sobre ésto. O si cuadra, se desmentirá, para que haya ruido comunicacional y la verdad quede atrapada entre dos “versiones”.

     El general Perón sostenía con ese sentido comun que parece haberse perdido en nuestros días que “Se puede decir una mentira. Pero no se puede hacer una mentira”.
     Es la génesis del problema de la inseguridad. Hay mucha mentira.
     Que se puede decir.
     Pero que no se puede hacer.


Eduardo Jacquemín y Walter Anestiades

     

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