miércoles, 5 de diciembre de 2012

"LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE ERNESTO" (COMEDIA...O DRAMA)

   



-Título: “La importancia de llamarse Ernesto”  (la trama se diferencia sustancialmente  de aquella compuesta por el gran escritor irlandés Oscar Wilde en el siglo XIX).
-Autor:  El intendente  (seudónimo)
-Año de publicación: 2012
-Personajes: 1-Tito, el alcalde de La ciudad que brillaba (el “bueno”)
2-Ernesto, el empresario de “Provincia del Llano”
3-Daniel, George, El dentista, el poeta Bob y Richard, los señores consejeros de La ciudad que brillaba
4-Rolo, un ex alcalde de La ciudad que brillaba y del pueblo de Champs Ramón  (el “malo”)
5-un grupo de escribas  amigos del                   alcalde Tito: Tony, Snack, La señorita expectativas, Alex Z.  y Lucky Luciano.   
6-la muchedumbre
7-el Juez  Canossi

-Lugar: “La ciudad que brillaba”
DESARROLLO:

-PRIMER ACTO: Tito,  recientemente electo alcalde de La ciudad que brillaba , fue presentado por sus amigos escribas como un hombre bueno que amaba a su pueblo y que los iba a salvar de los desatinos cometidos por Rolo, su antecesor, un hombre venido del pequeño pueblo de  Champs Ramón y que era oscuro y malo  según los escribas . El pueblo, decidido a recuperar su orgullo herido y ganado en particular por la diatriba del escriba Tony, empezó a confiar ciegamente en Tito y en sus ambiciosos proyectos. A pesar de que el alcalde electo incumplió su promesa de construir un gran centro medicinal, los escribas lograron persuadir al pueblo de la importancia de acompañarlo en otros emprendimientos anunciados-como la planificación de un gran Parque de Agua Caliente, idea que sacó del célebre anciano Elías-y  en aquellos que ya funcionaban y se debían mantener, entre ellos, el control de los carruajes en los que buena parte del pueblo viajaba. En manos de Ernesto desde los remotos tiempos en los que Michelángelo Oliveri gobernaba La ciudad que brillaba, Tito decidió participar de las ganancias de “Provincia del Llano” , la empresa familiar local que monopolizaba el servicio. Ernesto, a regañadientes, aceptó en pos del negocio. El pueblo parecía estar muy contento con el futuro de grandeza que los escribas de Tito transmitían y prometían..
-SEGUNDO ACTO:  El tiempo pasaba y el humor social ya no era el mismo:  algunos pobladores se manifestaban disconformes con el servicio de carruajes, al que juzgaban vetusto y caro. Tito demostró ser tan hábil en los negocios como torpe en la gestión, pero los escribas convencieron a la muchedumbre de que cualquier cosa era mejor que volver a los tiempos del ex alcalde Rolo, un hombre surgido de la tribu de los peronitas. Así, Tito consiguió que su pueblo lo reelija como alcalde a pesar de que la vida en La ciudad que brillaba era cada vez peor. Faltos de agua e iluminación, los socios de la Cooperativa Unica en Lucrar con la  Ostentación (CULO), se quejaban airadamente de la calidad del servicio, nada óptimos al lado del costo de lo facturado. Astutamente, Tito se había apropiado hacía años  del CULO de los habitantes y había designado  ahí a un par de discípulos suyos: Orlando Peligrosso y Armando Retrocedini. Con el pasar de los meses CULO estaría cada vez más roto financiera y administrativamente. Paralelamente, Tito logró mantener uno de sus antiguos negocios: el de comerciar con la “Fiesta de todos menos del Inmigrante”  en la que  el pueblo trabajaba mucho y de modo amateur, y el único que se movía “profe$ionalmente” era y es Tito. Por otro lado Ernesto compartía sus buenos dividendos y algunos asados con el alcalde mientras “Provincia del Llano” lograba su éxtasis económico: monopólica, recibía dineros de los pueblos mayores y había bastado que lo proponga-como siempre- para que los consejeros de la ciudad aumentaran el costo de los carruajes, con el mínimo compromiso de cambiar cada tanto un par de unidades. Terminando su segundo mandato popular, Tito ya era prácticamente el dueño de La ciudad que brillaba.

-TERCER ACTO: Una alianza política con Michelángelo Oliveri le permitió a Tito ganar un tercer mandato aunque con muchos menos votos que la segunda vez. Es que los problemas se agudizaron y muchos pobladores dejaron de prestarle atención a “La impresentable”, el megáfono adormecedor de Tony para oír “Hidrógeno”, el megáfono despertador, propiedad del Doctor Filossi.  El proyecto del Agua Caliente, desarrollado en tierras de la empresa de comestibles “Gar & Cía”,   terminó en un bluff por culpa de un “buraco” que hizo que semejante obra  pasara a depender de la misma pava con la que los cuidadores del lugar cebaban sus mates. La cooperativa CULO olía cada vez peor y hasta el propio Tito se distanció de Peligrosso y Retrocedini.  Convencido de la importancia de los megáfonos, Tito compró  “Separación”  y se lo dió a manejar a su escriba amigo Alex Z.  En medio de un contexto que no lo favorecía- poca plata, sin agua  fría ni caliente y sin iluminación- Ernesto hizo una jugada osada: logró que los consejeros  pusieran el precio del pasaje en los carruajes en el valor más caro de toda la comarca. Entre los consejeros Bob el poeta intentó encandilar con su métrica perfecta. George habló una y otra vez con Lucky Luciano, un joven escriba que no se decidía entre seguir a Tito o  agarrar el megáfono a la manera de “Hidrógeno”, convertido en un verdadero foco de resistencia que a Tito le sacó cálculos en la vesícula. El dentista se mantuvo equidistante de la polémica mientras Richard-el único consejero “contra”-ni ahí que se portó como  “contra”. Daniel se hizo el Daniel y sólo podía pensar en el sillón de Tito. Lo que Daniel ignoraba de las intrigas palaciegas es que, alejado del amor arqueviano de Moník, Tito había vuelto a enamorarse y haría todo lo que Siri-su nueva y ambiciosa pareja-le pidiera.
Con poco márgen para actuar, Tito ideó la puesta en escena: haría creer a través de sus escribas en los megáfonos amigos que permitiría que otras personas de otras comarcas pudieran manejar el servicio de carruajes de La ciudad que brillaba.  Haría una clásica jugada suya de gatopardismo: cambiar para que nada cambie- Y puso su plan en marcha…
-CUARTO Y ULTIMO ACTO: Los días del presente estában ya lejos de aquellos en los que Tito era, para todos, el bueno”. Había recuperado el negocio de “La Fiesta de todos menos del inmigrante”  gracias al espíritu “colaborador” de Venaver  Suárez.  Tenía el CULO de todos en sus manos y hasta se había podido deshacer de Peligrosso y Retrocedini  para reemplazarlos por el “blanco” Iníguez y el contador Jack Daniels. Pero se vencía el contrato con Ernesto y podía perder ese negocio. Así que durante meses el presidente de los consejeros, Daniel , se dedicó a hablar por los distintos megáfonos: el de Tony, el de Alex Z., el del flaco Niño-megáfono propiedad del consejero Richard-en el de Lucky Luciano y en el de La señorita expectativas. Hizo creer que como a “Provincia del Llano” se le acababan los tiempos de su contrato-que venía de la época de Michelángelo Oliveri y que fue refrendado por Rolo- y no se había adecuado a lo que los usuarios exigían, era tiempo de abrir el juego a otros. Tímidamente, El dentista apoyó la jugada aunque intentó mostrarse lo menos posible. Cada semana, Tony envíó a Snack para que le haga su clásico cuestionario “tira-centros” a los consejeros. La muchedumbre ya estaba pagando el servicio de carruajes más caro de la comarca, pero con una sumisión alarmante. Esto convenció a Tito de que era el momento de jugar su baraja: Ernesto debía aparecer en los megáfonos amigos diciendo que Rolo le dió otro contrato por más tiempo para seguir siendo el único que brindara el servicio de carruajes en La ciudad que brillaba. Tácticamente, era el retorno de Tito al viejo truco de que todo fuera culpa de Rolo, el “malo”.
     Rolo admitió en “Hidrógeno”  que había firmado dos contratos y que el segundo le daba mucho más tiempo de “monopolio” a “Provincia del Llano”. Dijo que los terratenientes de la ciudad lo habían presionado y que por eso firmó dos concesiones en el mismo día También advirtió que todos, Tito, los consejeros y los escribas, estaban bien al tanto de eso. Cuestión obvia dado que Tito y Ernesto eran más que meros socios en las sombras.
Los consejeros, sin temor al ridículo, salieron a manifestar que “desconocían” la existencia de un nuevo contrato-a pesar de que una copia  había sido exhibido en “Hidrógeno” y en “Misionescinco”- y que seguirían adelante con el llamado a nuevos emprendedores para favorecer al pueblo. Hubo una campaña de amnesia generalizada en la que ningún protagonista recordaba ni sabía nada. Salvo el habitante idiota promedio, nadie les creyó. Hasta que llegó el día clave: en la sesión que convocaría formalmente a otros emprendedores, justo a punto de tratar el tema, llegó un emisario de “Provincia del Llano” con una carta “amenazante”: si los consejeros insistían en obligarlo a compartir el negocio, Ernesto les haría juicio a la propia ciudad y a cada uno de ellos. Por la tarde, Lucky Luciano relató en el megáfono de “La impresentable”  la “sorpresa” y el “temor” de los consejeros como si todo fuera natural y cierto. Los consejeros “decidieron” llamarse a reflexión y “suspender” el llamado a más emprendedores. La baraja había sido jugada.
Sólo faltaba la estocada final. La postura sería a partir de ahí, entonces, que la Justicia decidiría la cuestión. El Juez Canossi le daría la necesaria cobertura de “imparcialidad” al asunto.
Tito y Ernesto seguirían comiendo asados e incluso Ernesto se fue a vivir a lo de Tito en su casona de “Village Svea” , mientras el alcalde ya estaba instalado en su nueva mansión de la calle “El Valle”. Habría “Provincia del Llano” para rato.
Los escribas seguirían recibiendo dineros de Ernesto al tiempo que organizaban-agrupados en “El cuadrado de escribas”- eventos solidarios para no quedar tan mal ante el pueblo al que habían engañado.
La muchedumbre se dividía en dos: los que, indignados, se manifestaban en “Hidrógeno”, “Oberaenlinea” ,  o por  la red “Nabobook” afligidos por la falta de agua, la pobre iluminación, la corrupción palaciega y la caída del ridículo proyecto de “Agua caliente”. Y  aquellos que, a la manera de las ovejas, entraba en la boca de los lobos pagando el boleto de carruaje más caro de todos sin chistar.

FIN
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(Cuentan que el emperador romano César Augusto dijo antes de morir, refiriéndose a la mímesis entre teatro y Política: “Si les gustó la representación, aplaudan”.

 Aplaudí. O silbá…)

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