miércoles, 25 de septiembre de 2013

LA LEYENDA DEL INDOMABLE



     
    
Qué cosa, che! Siempre hay uno!  Uno que se rebela. O varios. Porque la rebeldía contagia mucho. Es la historia del mundo. Cada vez que el Poder, en cualquiera de sus formas, parece tener todo controlado aparecen los indomables que ni se doblan ni se rompen. ¿Te imaginás lo que debe pasar por las mentes de Rovira y de Closs viendo por la televisión o en los diarios las imágenes de una sociedad misionera movilizada diciéndole “no” a las represas?  Deben añorar la Misiones de antes. La de hace apenas un rato con todos quietitos.

     Los cambios en la historia siempre se producen mucho más tarde de lo que uno quisiera. Si es que se tiene la dicha de ser testigo de ellos. Es imposible saber si el futuro inmediato traerá o no nuevas represas. Si los que están en el Poder se quedarán, se irán o cambiarán de máscara para que la gilada no los reconozca. Pero, a ver: los radicales ganaron Eldorado e Iguazú en Junio. Y Oberá en agosto. El peronismo puertista copó la parada en la mismísima Posadas dejando a los Renovadores  en el peor lugar del podio: el tercero. Hasta los socialistas duplicaron los votos. En Oberá están armando una lista para competir con el oficialismo de la CELO y un centenar de tipos se juntan todas las semanas para hacer algo. Ahora  personas, realmente muchas,  son capaces de amanecer junto con el frío  en Panambí y caminar casi ciento cincuenta kilómetros para recordarle al gobierno provincial que si quiere permitir emprendimientos hidroeléctricos en la tierra colorada les tienen que preguntar a ellos si quieren o no.

     Bueno, quizás no lo sea. Pero parece el comienzo de algo.

     “Libertad es la necesidad que se conoce” escribió Karl Marx hace mucho tiempo. 

    No lo cuenta la historia pero lo narra la leyenda que el  Poder no asume, no quiere hacerlo, que es verdad que no todo el mundo se vende y que no todo el mundo se compra y el engaño no cabe por la cabeza de una aguja.

     Siempre habrá un tartufo para olvidarlo.
     Y un indomable para recordarlo.


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