Los cambios en la historia siempre se
producen mucho más tarde de lo que uno quisiera. Si es que se tiene la dicha de
ser testigo de ellos. Es imposible saber si el futuro inmediato traerá o no
nuevas represas. Si los que están en el Poder se quedarán, se irán o cambiarán
de máscara para que la gilada no los reconozca. Pero, a ver: los radicales
ganaron Eldorado e Iguazú en Junio. Y Oberá en agosto. El peronismo puertista
copó la parada en la mismísima Posadas dejando a los Renovadores en el peor lugar del podio: el tercero. Hasta
los socialistas duplicaron los votos. En Oberá están armando una lista para
competir con el oficialismo de la CELO y un centenar de tipos se juntan todas
las semanas para hacer algo. Ahora personas, realmente muchas, son capaces de amanecer junto con el frío en Panambí y caminar casi ciento cincuenta
kilómetros para recordarle al gobierno provincial que si quiere permitir
emprendimientos hidroeléctricos en la tierra colorada les tienen que preguntar a
ellos si quieren o no.
Bueno, quizás no lo sea. Pero parece el
comienzo de algo.
“Libertad es la necesidad que se conoce”
escribió Karl Marx hace mucho tiempo.
No lo cuenta la historia pero lo narra la
leyenda que el Poder no asume, no quiere
hacerlo, que es verdad que no todo el mundo se vende y que no todo el mundo se
compra y el engaño no cabe por la cabeza de una aguja.
Siempre habrá un tartufo para olvidarlo.
Y un indomable para recordarlo.
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