jueves, 27 de julio de 2017

               SIMPATÍA POR EL DEMONIO




     ¿Qué más precisan algunos para convencerse?  Nos lo avisó hace casi cinco siglos un ser muy lúcido llamado Étienne de La Boétie. En su célebre “Discurso sobre la servidumbre voluntaria”, sostuvo que “El poder no crea la obediencia. Es la obediencia la que crea el Poder”.

     Una parte numerosa de argentinos creó a una figura como Cristina Kirchner. Ellos la hicieron a ella, no al revés. Una parte sustantiva de misioneros creo a un tipo de líder como Carlos Rovira. Ellos lo hicieron a él, no al revés.

     La demagogia se entronizó y eso es una mala noticia. Porque impide asumir que un sector para nada minúsculo de nuestra sociedad está podrido. Pero podrido de putrefacto. En la época de nuestros abuelos y nuestros padres pocas cosas daban tanta vergüenza como robar. Ahora, eso de que robar está muy mal, lo tenés que explicar.

     Basta mirar un poco de televisión, escuchar algo de radio, leer “opiniones” al pie de algún artículo en un medio digital o en las redes sociales para sentirse apabullado por la catarata de personajes que “justifican” la corrupción obvia de los líderes que apoyan con la de los otros que detestan. Así, un kirchnerista acosado por las escenas decadentes a la décima potencia de un señor encargado de la obra pública tirando bolsos con nuestra plata a la madrugada en un convento, responde con “Panamá Papers”. Como si la corrupción de los propios se pudiera dispensar con la de otros. Te están diciendo; “sí, ya sé que robaron. Pero no son los únicos, eh” (?).

     Tremenda incapacidad social para ligar la corrupción de estado con el pan que luego falta en muchas mesas. Son los que creen que la plata del estado, la pone Dios.

     De norte a sur y de este a oeste del país, mafiosos que además de mentir, robar, corromper y patotear, que no tienen nada para mostrar en materia de gestión, son reelectos en sus cargos una y otra vez con argumentos de una pobreza intelectual alarmante.

     ¿Hacer un país mejor con gente a la que el tema de que un señor o una señora se hagan millonarios en el estado no le importa?

     Dante Alighieri imaginó al infierno como un lugar que en la entrada advertía: “ ¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!”
    
     ¿Habrá que advertirles lo mismo a quiénes entren a la Argentina?



1 comentario:

Anónimo dijo...

Y así estamos mientras,se siga en esta provincia manteniendo punteros de músicas argentinas que viven gracias al pueblo, estos corruptos... Esta provincia va para la decadencia, no hay que olvidarse de todos los cómplices de esta gente. Que en vez de pensar en el pueblo se cagá en el