AH, PERO ALBERTO…
Los
renovadores no tardaron ni cinco minutos en echarle la culpa de su derrota en
las urnas al gobierno nacional. Es que deben preservar a Leonardo Stelatto, la
marioneta que Carlos Rovira tiene en mente para 2023. Que el mandato del
fantoche de Cristina es una calamidad lo sabemos todos. Pero, que lo digan
ellos!!!!
La autocrítica no está en el ADN de Carlos
Rovira y sus boys. Hasta en eso se parecen a su mentor Néstor Kirchner, el
ideólogo de la transversalidad. En los veinte años que llevan en el poder,
siendo los máximos responsables de que la calidad de vida en Misiones sea tan
deficiente, adjudicarle la responsabilidad antes a Macri y ahora a Alberto para
no hacerse cargo de nada es una estrategia comunicacional que, por fin, expiró el domingo.
El alcalde obereño y diputado electo
Carlos Fernández fue en el mismo sentido. Dijo que la malaria económica
nacional los perjudicó y que faltó tiempo para explicar el significado del
“misionerismo” (ese término tan propagado como vacío de contenido).
¿Autocrítica? Never!
Los comicios locales son distintos de los
nacionales. Sobre todo en provincias feudales donde la dependencia económica
del estado (un estado clientelar) obliga a militar para conservar el conchabo.
Sin embargo a Rovira no le será sencillo que Stelatto sea ungido gobernador en
2023 solo porque se le ocurrió a él, porque es posadeño, y porque cooptó a los
mass-media para que lo blinden y lo promocionen como un hábil administrador en
vez de informar lo inepto que es.
Abraham Lincoln decía que “se puede
engañar a todos durante algún tiempo, se puede engañar a algunos todo el
tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”. Es una cita que
muchos poderosos, tarde o temprano,
tienen que entender.
Y Rovira
también.
Walter
Anestiades
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