EL SUFRIMIENTO INÚTIL
El pueblo obereño está pagando el precio del tremendo atraso en el
que lo dejaron dos décadas de rovirismo. Enero de 2022 nos muestra una tierra
tórrida al extremo, sin luz y sin agua, cuyos funcionarios buscan en la naturaleza
las culpas que encontrarían entre la desidia y la corrupción, que tienen
nombres propios. Lo mal que se habrán hecho las cosas, y durante tanto tiempo,
para conseguir que el recurso que sobra (Oberá está asentada sobre una reserva
mundial como el acuífero Guaraní), falte. Y a no engañarse: este sufrimiento no
le sirve a nadie.
Mucho se ha escrito, mucho se ha dicho,
sobre las causas y sobre los responsables de los crónicos problemas de Oberá
con los servicios básicos. Y habrá que seguir escribiendo y diciendo lo mismo
porque la explicación es la que hay y no hay otra. Un país pésimamente
administrado, una provincia que se hizo feudal (y eso nunca es bueno), y una
ciudad que se pegó varios tiros en el pie eligiendo tres veces al renovador Ewaldo
Rindfleisch y otras dos al renovador Carlos Fernández. El año pasado los
obereños reaccionaron en las urnas, pero tardaron demasiado. El estado, apoyado
por la indolencia social, no invirtió un peso donde debía. Y donde debía era en
agua y donde debía era en energía eléctrica. Ahora EMSA y la CELO son lo que
sus dirigentes, clientes y socios dejaron que fuera.
No hay más para agregar porque aburre. La
rebeldía, que apareció y es importante, no tiene representación. La dirigencia
opositora, que viene de meter tres triunfos, no se atreve a asumir el liderazgo.
Fogueados en las derrotas, parece que no saben qué hacer en las victorias…
Honoré de Balzac decía que “la resignación
es un suicidio cotidiano”. Es que al cobarde no le queda otra que resignarse
día a día porque si no tendría que hacer algo y eso es lo que no puede.
Entonces, sin hacer más que escribir
quejas en sitios que nadie lee, hasta que el verano cumpla con el ritual de irse,
los obereños seguirán sufriendo el peor de todos los sufrimientos.
El sufrimiento inútil.
Walter
Anestiades
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