lunes, 24 de enero de 2022

 

             EL SUFRIMIENTO INÚTIL  

 

     El pueblo obereño está pagando el precio del tremendo atraso en el que lo dejaron dos décadas de rovirismo. Enero de 2022 nos muestra una tierra tórrida al extremo, sin luz y sin agua, cuyos funcionarios buscan en la naturaleza las culpas que encontrarían entre la desidia y la corrupción, que tienen nombres propios. Lo mal que se habrán hecho las cosas, y durante tanto tiempo, para conseguir que el recurso que sobra (Oberá está asentada sobre una reserva mundial como el acuífero Guaraní), falte. Y a no engañarse: este sufrimiento no le sirve a nadie.

     Mucho se ha escrito, mucho se ha dicho, sobre las causas y sobre los responsables de los crónicos problemas de Oberá con los servicios básicos. Y habrá que seguir escribiendo y diciendo lo mismo porque la explicación es la que hay y no hay otra. Un país pésimamente administrado, una provincia que se hizo feudal (y eso nunca es bueno), y una ciudad que se pegó varios tiros en el pie eligiendo tres veces al renovador Ewaldo Rindfleisch y otras dos al renovador Carlos Fernández. El año pasado los obereños reaccionaron en las urnas, pero tardaron demasiado. El estado, apoyado por la indolencia social, no invirtió un peso donde debía. Y donde debía era en agua y donde debía era en energía eléctrica. Ahora EMSA y la CELO son lo que sus dirigentes, clientes y socios dejaron que fuera.

      No hay más para agregar porque aburre. La rebeldía, que apareció y es importante, no tiene representación. La dirigencia opositora, que viene de meter tres triunfos, no se atreve a asumir el liderazgo. Fogueados en las derrotas, parece que no saben qué hacer en las victorias…

     Honoré de Balzac decía que “la resignación es un suicidio cotidiano”. Es que al cobarde no le queda otra que resignarse día a día porque si no tendría que hacer algo y eso es lo que no puede.

        Entonces, sin hacer más que escribir quejas en sitios que nadie lee, hasta que el verano cumpla con el ritual de irse, los obereños seguirán sufriendo el peor de todos los sufrimientos.

        El sufrimiento inútil.

 

Walter Anestiades

    

 

    

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