COJONES, 1985
No es que se
merezcan una estatua. Acá eso es para entrenadores de fútbol. Pero muchos millennials
no los conocen. Los kirchneristas cuentan el cuento de que hicieron lo que
ellos sí hicieron. Y los liberales los soslayan porque detestan más a Perón y a
Alfonsín que a Videla. Ahora una película a algunos les recuerda y a otros los
anoticia de que la Argentina llevó a juicio a genocidas cuando hacerlo era
peligroso. Fue Oscar Wilde el que dijo que “un hombre es, en cada instante de
su vida, todo lo que ha sido y todo lo que será”. Los países también.
No se va al cine a aprender historia. Pero
el arte enseña. De modo tal que el estreno de “Argentina, 1985”, película del
director Santiago Mitre, nos trae a Ricardo Darín y a Peter Lanzani en la piel
de Julio César Strassera y Luis Moreno Ocampo, los fiscales del Juicio a las
Juntas. Realizado cuando el poder militar estaba intacto. Un juicio contra los
responsables de las mayores atrocidades perpetradas en nuestro país. Atrocidades
aún hoy minimizadas y negadas. Por eso esta película es oportuna. Porque no se
va al cine a aprender historia. Pero el arte enseña.
El fiscal del juicio fue Julio César
Strassera, nacido en Chubut y fallecido en Buenos Aires en el verano de 2015, a
los 81 años. Y el adjunto fue Luis Moreno Ocampo, nacido en Buenos Aires hace
siete décadas y hoy fiscal de la Corte Penal Internacional.
Fue en el gobierno de Alfonsín que se tomó
la decisión política de enjuiciar a los dictadores. Fue más riesgoso juzgar
ayer a dictadores de carne y hueso que escupir hoy en sus cenizas.
Bienvenida sea esta película sobre un momento
bisagra de nuestra historia del que pronto se cumplirán cuarenta años. Cuando a
Videla se le dio el juicio justo que él nunca le dio a nadie.
Dice Antoine de Saint-Exupéry en “El Principito”:
“Son recuerdos para cinco minutos después, para dentro de un año, o para
siempre”.
Esto es para siempre.
Walter
Anestiades
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