COMPOSICIÓN, DESCOMPOSICIÓN
Y RECOMPOSICIÓN
Se dice que en cuatro décadas de democracia
las experiencias de juntarse para ganar elecciones terminaron mal. Pero, en
rigor de verdad, todas las experiencias terminaron mal. Como los nombres
propios y las candidaturas anteceden a los proyectos la decadencia argentina es
imparable pero nadie cuenta como la va a parar. Porque un slogan es algo muy
diferente de una idea.
Repasemos las andanzas de diez probables precandidatos
presidenciales que circulan por ahí:
-Cristina
Kirchner: enfocada en su situación judicial, intenta despegarse del espantoso gobierno
que armó. Fue presidente dos veces, pésima las dos veces, y ahora es cínica. Pero
como Oscar Wilde definió al cinismo: “Conocer el precio de todo y el valor de
nada”. Lo más tóxico en cuatro décadas.
-Alberto
Fernández: además de títere es un pésimo títere. Antes de convencerlo para que
elimine las P.A.S.O. habría que anoticiarlo de que con su gobierno tocamos el
techo de la desgracia. Quizás así desista de su jocoso intento de reelección.
-Máximo
Kirchner: se lo menciona por apellido. Con solo imaginar lo que podría ser una
presidencia suya quedamos obligados a repensar eso de que “con Alberto tocamos
el techo de la desgracia”.
-Mauricio
Macri: está preparando su “segundo tiempo”. Como si los argentinos fuéramos
cobayos de laboratorio para que él ensaye gestión hasta que le salga. Porque el
“primer tiempo” fue muy malo.
-Horacio
Rodríguez Larreta: el griego Heráclito decía que “El carácter es el destino”.
Larreta, antes de pretender enfrentar a las mafias que dominan el país, y
gobernar el país no es lo mismo que gobernar una ciudad, debería empezar a
tomar ácido fólico, ponerse más fuerte y esperar. Diez o quince años, digamos.
-Patricia
Bullrich: exmontonera, menemista, antimenemista, ministra de la Alianza (una de
las que firmó el 13% de descuento a los jubilados y pensionados en 2001).
Hummm…
-Gerardo
Morales: gobernador de una provincia pobre como Jujuy. ¿La sacó del atraso? ¿No
pero está en eso? Pues siga y termine la tarea que para eso lo eligieron. ¿No
la sacó del atraso? Y si no puede con una provincia, ¿cómo podrá con un país?
-Facundo
Manes: además de visitar a Luis Novaresio y pretender ser una máquina de
optimismo, ¿cuál es su plan? ¿Alcanza con ser un buen entrevistado para ser un
buen presidente? ¿Tiene el apoyo de su partido o sigue siendo un outsider?
-Javier
Milei: desayuna en radio Rivadavia, almuerza en TN, merienda en La Nación Más y
cena en América TV. Para él “el gran enemigo es el estado”. Propone, y sus
fanáticos seguidores ni siquiera lo saben, volver a esa etapa de la humanidad
en la que el estado apareció para evitar el darwinismo social, ergo, la supervivencia
del más apto. Lo que Thomas Hobbes definió con aquello de “El hombre es el lobo
del hombre”. Cuando dice que es un “anarco-capitalista”, ¿alguien se toma el
trabajo de averiguar qué quiere decir? ¿El enemigo es el estado o la caterva de
corruptos que lo controlan? ¿En qué país del mundo viven sin estado?
-Nicolás Del
Caño: se sabe que la izquierda vernácula es tradicionalmente patética. Tanto
que sigue discutiendo al capitalismo, que para ellos es un sistema
“intrínsecamente corrupto? Ok. ¿Y qué sistema económico deberíamos adoptar entonces?
¿Cuál es el modelo? ¿Cuba? ¿Nicaragua? ¿Cuál?
Se entiende la desesperación ante tanta
malaria. Pero es cuándo más se precisa el pensamiento crítico y el exigir
planes e ideas y la explicación detallada y rigurosa de esos planes y de esas
ideas.
La heterogénea composición de las alianzas
políticas puede llevarlas a la descomposición. Para derivar en una
recomposición. Está claro que se hace política con los actores que hay. Pero
ojo con aquello que el escritor Chesterton advirtió hace mucho: “Lo malo de
cuando la gente no cree en nada, es que termina creyendo en cualquier cosa”.
No dejes de usar la cabeza.
Para no terminar creyendo en cualquier
cosa.
Walter Anestiades
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