miércoles, 22 de octubre de 2025

 

LA RENOVACIÓN Y MISIONES NO SON SINÓNIMOS, SON ANTÓNIMOS

 

     Si algo demuestra la realidad política local en el siglo XXI es que mientras mejor le va a Carlos Rovira peor le va a Misiones. La estrategia comunicacional de apropiarse del término “misionerismo” para publicitar que los intereses del partido político que gobierna son los mismos intereses de la sociedad misionera no es nada original y es bastante berreta.

    Los misioneros elegirán el domingo a tres diputados nacionales al tiempo que viven en una provincia que ni siquiera tiene acceso a la red de gas natural. Las alianzas políticas de hecho que Rovira pergeñó a través de sus lacayos Maurice Closs, Hugo Passalacqua y Oscar Herrera Ahuad con los cuatro gobiernos nacionales kirchneristas (Néstor, Cristina dos veces y Alberto Fernández) con Mauricio Macri y ahora con Javier Milei le habrán servido a Rovira, a Closs, a Passalacqua, a Herrera Ahuad, a Néstor, a Cristina, a Alberto, a Macri  y a Milei, pero no le sirvió a los misioneros.

    En la zona centro de Misiones ni siquiera se logró cambiar la vetusta línea de 132 kilovoltios por una nueva para que sus habitantes tengan energía eléctrica suficiente. Durante años ese reclamo fue ignorado por completo y hay que ser un obtuso para pretender que en Buenos Aires importe lo que no importa en Posadas.

    Seguramente el voto clientelar, propio de los feudos, llevará a Oscar Herrera Ahuad al Congreso Nacional. Se trata de un personaje inauténtico, sin ningún tipo de autonomía política, que ni siquiera explicó cómo financió la campaña electoral que mañana termina.

     El filósofo Darío Sztajnszrajber popularizó una frase de Theodor Adorno, filósofo alemán del siglo XX: “Amar es retirarse para que el otro sea”.

    Rovira nunca dejará el poder para que Misiones, la tierra en que nació,  “sea”.

     Nunca la amó.

 

Walter Anestiades

   

    

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