LOS
OTARIOS NO SE ACABARON
“Se acabaron
los otarios que en otros tiempos había, los muchachos de hoy en día no son
giles, al contrario”, cantaba Gardel. “Se acabaron los otarios” es un tango de
hace un siglo, escrito por Juan Andrés Caruso y música de Canaro. En el siglo
XXI los otarios no se acabaron. ¿Cómo se los reconoce? En Oberá son los que creen que el parque solar
va a solucionar los problemas energéticos de la ciudad. Si después de todo lo
vivido en la materia, con tantas mentiras dichas por bocas de un mismo partido,
les siguen creyendo, esa gente tiene derecho a pedir la creación del Colegio
Nacional de Otarios y recibir su número de matrícula. Como otarios
profesionales.
En el marco de la densa campaña electoral
renovadora, seguramente con la presencia estelar del inauténtico candidato
Oscar Herrera Ahuad y la amplia cobertura de los patéticos medios pauteros, el
oficialismo va aponer en marcha (ponele) el denominado Parque Solar
Fotovoltaico para inyectar energía a una zona que espera y desespera por la
concreción de la única obra que necesita: una nueva línea de 132 kilovoltios
que reemplace a la actual, que de tan vetusta ya no soporta ni el más leve
incremento de la demanda.
Son muchos años escuchando, leyendo y
viendo los camelos seriales de los distintos funcionarios roviristas de la
zona. De cada uno hemos dado cuenta en radio, gráfica y televisión. Ahí están
los archivos para quién supere su pereza mental y se ponga a indagar.
Carlitos, ¿cómo que no hay más otarios?
Dejame que te cuente. Los hay. Ahora los llaman de otras maneras.
Y son un montón…
-Walter
Anestiades
-Foto: prensa gobierno de Oberá
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