LAS TERMAS DE OBERÁ: EL SUEÑO QUE LA
RENOVACIÓN CONVIRTIÓ EN PESADILLA
La alianza política
entre los pendejos que aprenden lento y los viejos que olvidan rápido desprecia
la historia y sus enseñanzas. Que la ciudad de Oberá tenga aguas termales fue un
proyecto que envejeció mal por culpa de los renovadores en el gobierno. A ver
si tenes cojones para leer y recordar (o enterarte) cómo fue que, de
Rindfleisch a Hassan, al sueño lo convirtieron en una pesadilla…
El empresario hotelero obereño Elías
Andrujovich (ya fallecido) fue el iniciador del proyecto termal en Oberá. El
propio Andrujovich nos contó en la radio que en el año 2000 pensó que el hecho
de que Misiones estuviera sobre el Acuífero Guaraní, una gran reserva de agua
dulce, podría generar un atractivo turístico más que sustantivo. Era
indispensable hacer un estudio geológico, a favor de una inversión importante
que él no estaba en condiciones de hacer. El contexto no ayudaba: la Argentina
atravesaba la crisis que derivó en diciembre de 2001. Relató que, al año siguiente, le propuso al
arquitecto Ewaldo Rindfleisch, presidente de la CELO, asociarse con la
cooperativa para hacer una perforación al acuífero. Se acordó de palabra hacer
una sociedad donde cada parte pagaría la
mitad del costo del estudio geológico y de la perforación. El agua tendría un
doble uso: la explotación termal y para satisfacer la demanda de agua potable. Andrujovich
contó que pasó un año y el cincuenta por ciento que debía aportar la
cooperativa no apareció. ¿Por qué? Le dijeron que no tenían fondos. Propuso
entonces buscar a un tercer socio que aportara el dinero faltante. Pero una
nota aparecida en el diario “El Territorio” el jueves 24 de julio de 2003 anunció
que “en quince días se comenzaría la perforación al Acuífero Guaraní en Oberá
por un convenio firmado entre la CELO y el estado provincial”. El gobernador era
Carlos Rovira, a meses de terminar su primer mandato, por el justicialismo. Así
Andrujovich quedó afuera de “su” proyecto. Pidió explicaciones que nunca le
dieron.
El contrato de concesión estipulaba que el
agua termal tendría una temperatura de 42 grados centígrados y que sería
surgente, esto es, el agua tendría un movimiento vertical, desde niveles profundos hacia la superficie.
Sin embargo, en el estudio geológico no se estableció que las aguas serían
surgentes. Cuando en 2005 la perforación fue completada resultó que el agua no
era surgente y quedó a unos 250 metros de profundidad. De modo tal que se
precisarían bombas de extracción. En el medio Rindfleisch pasó, por el voto
popular, de la CELO a la intendencia y en la entidad dejó a uno de los suyos,
el abogado Héctor Albea.
Inicialmente el estado provincial puso
tres millones de pesos para hacer una perforación de 17 pulgadas. Sin embargo se
hizo una perforación de 8 pulgadas. La encargada fue la empresa de un señor
llamado Pedro San Juan. Perforación que se hizo en una de las zonas más altas
de Oberá, a casi cuatrocientos metros sobre el nivel del mar (grosero error, ya
que cuanto más baja sea la zona, menos habría que bombear y menos costaría la
perforación). Cuando se le preguntó a Rindfleisch por la diferencia entre el
diámetro de la perforación convenida-17 pulgadas-y el de la realizada-8
pulgadas-se despachó con una pavada: “Hicimos una de ocho pulgadas porque si
hacíamos una más grande la gente iba a decir,
‘mira el buraco que hicieron”.
El proyecto continuó y se hizo una segunda
perforación al acuífero en la zona donde está ubicada la planta de agua potable
de la CELO, en el kilómetro 10 de Oberá. El viernes 19 de octubre de 2012 el
gobernador Maurice Closs inauguró el “Parque Termas de la Selva” una extensión
de ocho hectáreas en el kilómetro 878 de la ruta nacional 14, en el límite entre Oberá y Campo Ramón. Lo acompañaron
Rindfleisch, el vicegobernador Hugo Passalacqua y la modelo Ingrid Grudke.
El parque constaba de tres piletas y
empezó a ser administrado por un consorcio, integrado por la municipalidad de
Oberá y la CELO. Por el municipio el representante fue Rindfleisch. Por la CELO
fue la abogada Nori Eichelt, esposa de Rindfleisch. Ergo, una de las mayores
apuestas turísticas de Misiones fue manejada durante mucho tiempo desde una
cama.
El día de la inauguración Rindfleisch
señaló: “en lo que respecta a las obras de las termas se invirtieron alrededor
de 4 millones de pesos”. Y continuó: “un millón fue aporte del gobierno
provincial y el resto es aporte municipal y de la CELO”. Aclaró además que “acá
no se incluye lo que fueron los primeros fondos, que vinieron en la gestión de
Rovira para comprar tierras y hacer la perforación”. Según palabras de Maurice
Closs (discurso dado en Oberá el jueves
22 de julio de 2012) en 2004 el gobierno de Rovira aportó 2 millones de pesos
para la perforación (cifra a la que debe sumarse el dinero para la compra del
terreno en el que se hizo la perforación).
Esto es, según los propios funcionarios,
los contribuyentes provinciales, los comunales y los socios de la CELO habían
puesto hasta su inauguración seis millones de pesos. Cifra que hay que
actualizar al día de hoy para dimensionar el tamaño del dinero público usado
para nada.
Lo que siguió fue un bluff. Una bomba que
hubo que arreglar varias veces y, cada vez, que había que retirarla, había que
traer una grúa y tomaba varios días sacar los 300 metros de caños (tramos de 6
metros) que la sujetaban. Y llegó la “truchada” máxima que el propio Rindflesich
explicó en una radio: dijo que como la bomba no funcionaba se tomaba el agua de
las reservas, la filtraban y se la mandaba a una caldera donde la calentaban
para luego depositarla en la piletas para los turistas. Aguas “termales” calentadas
con una calderita.
El sucesor de Rindfleisch en la
intendencia, el también renovador Carlos Fernández, no quiso meterse en más
problemas y las tres piletas pasaron a llenarse con agua fría y usarse para
fiestas y eventos. Ahora otro renovador, Pablo Hassan (h), a pesar de tanto
fiasco (que es más extenso que lo contado en este texto), y a pesar de tanto
dinero del contribuyente malgastado, insiste con “recuperar” el pozo y, en
campaña electoral, montó una escena con una empresa mendocina anunciando que
comenzaron las obras que, podrían resultar bien o resultar mal. El punto es que
esta obra de “recuperación” cuesta otros 180 millones de pesos que pondrá el
Instituto Provincial de Desarrollo habitacional-IPRODHA-con plata que no ponen
ni Hassan, ni Rovira, ni Passalacqua ni José Iprodha, sino, de nuevo, los misioneros
que pagan impuestos. Dale que va.
Todo en una ciudad en la que muchos no han
vivido nunca la experiencia de tener una canilla, abrirla, y que salga agua
potable de red.
Para Calderón de la Barca “la vida es
sueño”.
Sí. La vida es un sueño.
Pero cuando te gobiernan los renovadores,
es una pesadilla.
Walter
Anestiades
1 comentario:
Y eso que usted no toco el boom inmobiliario de los amigos que compraron las propiedades alrededor de las termas
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