sábado, 7 de noviembre de 2009

POR SIEMPRE POBRES



Alguna vez George Bernard Shaw sostuvo que "la decadencia, para esconderse, se pone la careta del progreso".

En la Argentina, desde 2003, existe una fenomenal propaganda que consiste en señalar a los Kirchner como gobernantes que están transformando la realidad, cuando se trata-nada más-de otros continuadores del status quo económico y social. Es cierto que todo gobierno intenta presentarse como mejor de lo que es, pero la diferencia con el de los Kirchner es esa retórica oficial que como nunca desde 1983 es llamativamente defendida por actores sociales con un frondoso historial de denuncias frente a los abusos de poder y la corrupción (periodistas, universitarios, intelectuales, integrantes de organismos de derechos humanos). Personajes que ahora ya no se quejan más de los abusos del Poder y soslayan cualquier presunto acto de corruptela oficial. Es más. Suelen presentarlos como medidas necesarias llevadas a cabo por un gobierno "nacional y popular" que en su lucha contra los "intereses" corporativos sufre inevitables ataques. Gracias a éstos progresistas de dos pesos con veinte-lo sean por candidez o por cooptación-el kirchnerismo goza de un capital simbólico del que no disfrutó ningún otro gobierno en democracia. Para algunos juzgar a los militares genocidas que tanto dañaron al país en la última dictadura redime al gobierno de cualquier "pecado". Para otros la generosidad de la caja oficial alcanza para despertarles simpatías oficialistas. El escritor Jorge Asís tiene una frase ingeniosa para sintetizar el fenómeno:"Roban ,pero juzgan".

Pero con propaganda y todo, la realidad es la que es y los pobres siguen en su pobreza. Cosa que al kirchnerismo-en el orden nacional, y en sus variantes provinciales y comunales-le viene fenómeno. Es más fácil dominar a aquél que para sobrevivir depende directa o indirectamente del Estado. Estado que en la Argentina, siempre es Gobierno. Gobierno que en la Argentina siempre es Partido.Cuesta encontrar a quién siendo empleado público, o beneficiario de un plan social, vote en contra de los oficialismos, como se puede verificar en varias provincias argentinas. Organizadas como un feudo, la calidad de vida paupérrima de la mayoría de sus habitantes parece desmentida en cada elección ganada por los mismos de siempre. Los organizadores de esa terrible red de control social que es el clientelismo. Red en la que no hay dominados y dominadores. Hay negociación.

Los dadores voluntarios de conceptos-como el grupo de sanateros oficialistas "Carta Abierta"-deberían releer a Antonio Gramsci, quién caracterizó lo popular no por su esencia sino por su posición frente a las clases hegemónicas. Clase hegemónica a la que pertenecen los Kirchner. Les guste o no, el matrimonio presidencial está mucho más cerca de uno de esos imaginarios oligarcas de los discursos que provienen desde el atril que de los "grasitas" que defendía Eva Duarte. Desde que gobiernan los Kirchner, los argentinos a los que mejor les ha ido económicamente son,precisamente, los Kirchner. La familia.Sus amigos. Cosa muy poco "progre", por cierto. Y mucho menos, peronista. Por otro lado, la pretensión de instalar un debate entre lo público y lo privado es para otras latitudes. En la Argentina la corrupción y la ineficacia es pública y también es privada. Se ha robado en nombre del liberalismo y también en nombre del progresismo. Quienes gobiernan no son gente de ideas sino gente de negocios. Lo demás es sanata. Funcional sanata.

En la Argentina hay cada vez más pobreza, Indek mediante.Y la hay en un país cuya economía viene de crecer a tasas de un ocho o nueve por ciento anual entre 2003 y 2007. El mayor crecimiento en el último medio siglo. Sin embargo, con un estado millonario, el resultado es mayor pobreza. ¿Adónde fue a parar la plata del superávit fiscal?



Para mantenerse en el poder los "muchachos kirchneristas" necesitan caja para repartir dádivas y cooptar dirigentes, una prensa que se dedique a construir el relato de un país más feliz, una ciudadanía indiferente, una oposición que siga sin tomar ácido fólico, e impunidad. Mucho silencio, mucha retórica y mucha impunidad.
Que nada cambie. Que todo se mantenga igual, excepto para el discurso hegemónico. Que debe ser el del Gobierno. Para saturar la Argentina de palabras tan vacías como algunos estómagos. Y algunas mentes.

Así las cosas y sin más hipocresía porque ya hay demasiada, ¿qué les convendrá? ¿qué haya cada vez menos personas dependiendo del Estado porque accedieron a un trabajo productivo y bien remunerado o lo opuesto?

Con el modelo en curso, los pobres deberán asumir dos cosas.

Son pobres.

Y la idea es que nunca dejen de serlo...



1 comentario:

Anónimo dijo...

HOLA GENIO!!!!! SOS LO MEJOR QUE LE PASO AL ETER DE OBERA. Y ESCRIBIENDO SOS EXCELENTE TANBIEN. GRACIAS POR TODO LO QUE NOS DAS. AGUANTE. ALBERTO