Oberá es una
ciudad en donde la gente olvida rápido. Puede que hayan olvidado entonces que el jueves 17 de abril
se cumplirán diez años de la muerte de María Elena “Marilyn” Bárbaro.
Oficialmente y al día de hoy, asesinada por nadie.
Pasó una década entera de aquél sábado en
el que extinguieron la dura vida de esta mujer discapacitada que tenía 54
otoños y que en el 2004 vivió el último. Como no podía ser de otra manera en
ésta Misiones casi todos los acusados
quedaron libres de culpa y cargo. Uno solito de los cinco, Rubén Schming, quedó supeditado a la causa pero fue
excarcelado bajo caución en enero de 2011 y aún espera fecha para el juicio
oral. ¿Entendiste? Aún espera fecha para el juicio oral.
A Marilyn la mataron con una alevosía de
esas que se ven guionadas en una película. Luego, para hacer una injusticia
bien hecha, todo el proceso judicial fue un mamarracho al que va a costar mucho
empardar .
¿Dónde estará ahora? Ella, digo. ¿Dónde estará? Nos asalta una
cristiana duda. ¿Tendrá paz? ¿Conocerá la verdad? ¿Tendrá sed de justicia? No lo sabemos y entonces no nos queda otra
que dejar las respuestas libradas al tamaño de nuestra fe. Pero, racionalmente,
debe ser horrible que te maten dos veces.
Una con golpes. La otra con impunidad.
Su hermana Juana, o “Ticha”, solía
convocar a marchas mensuales pidiendo una Justicia que todos sabemos no va a
recibir. Es que debe enfrentar a una mayoría de vasallos que vota siempre por
el amo. Qué cosa con Oberá! Tantas iglesias y ni una pizca de remordimiento.
No voy a escribir mucho más. Se me acaba
el papel.
Solo dejame decirte que Marcel Proust nos
enseñó que “uno se vuelve moral cuando es desdichado”.
Horrible sería verte caer en la desdicha.
Y que todos te olvidemos…
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