En la mañana
del martes 25 de febrero de 2014 más de medio centenar de vecinos de la ciudad
de Oberá interpelaron a sus Concejales en la propia sede de uno de los tres
poderes del Estado obereño. Les reclamaron enérgica, contundente y
pacíficamente que hagan algo concreto y eficaz para que,en pleno siglo
XXI, puedan tener agua potable y energía
eléctrica en sus hogares. Vos sabés que hemos escrito mucho acerca de lo que és
una “república”, una “democracia” y un “ciudadano”. Hablamos de los conceptos
paridos por Montesquieu, por Hobbes, por Rousseau, por Locke. Teóricos
insoslayables. Pero, ¿un ejemplo
concreto y moderno de lo que es ser “ciudadano”? Bueno, por ejemplo éste.
La sociedad obereña no es un colectivo que
acostumbre a pelear por sus derechos. Años de miedo ya hecho carne, un Poder
omnímodo que sabe jugar sus fichas y una prensa que vende todo el tiempo
propaganda como si fuera información han dejado en ella una característica que
se las trae: un marcado temor a “quedar mal”. Pero siempre que el Poder escribe
un guión existe algún rebelde que se sale del libreto. Fue lo que hicieron esas
53 personas un día del verano 2014.
La semiótica nos enseña que el cuerpo es
significante. Que habla. Pues bien, el cuerpo de cada uno de los tres
concejales oficialistas (había otro de otro partido que por serlo se pudo
relajar un poquitín más) demostró la incomodidad que tenían todos más allá de
las palabras. En ésta década de cadenas nacionales casi cotidianas desde un
atril y ante aplaudidores, de conferencias de prensa sin preguntas, de
repreguntas desaparecidas y de ponemicrófonos que tanto relajan a los
funcionarios públicos con su dejar decir, es inhabitual que alguien con Poder
deba responder cuestiones serias más o menos en serio. Pasó en Oberá. Y, por
cierto, los Concejales no supieron qué responder.
En Oberá falta agua mientras una reserva
mundial de agua dulce como el acuífero Guaraní le pasa por al lado. Cuestión
que sólo se explica por la corrupción, la desidia y la indiferencia. El grupo
político que la gobierna copó todo. De hecho, los Concejales oficialistas no
son solo oficialistas en el Concejo. También son representantes oficialistas
(delegados) en la CELO, la cooperativa a la que de cooperativa le quedó el
nombre y la historia. ¿Qué iban a hacer? ¿Controlarse a ellos mismos? “¿Puede
Satán combatir a Satán?”, preguntó alguna vez Cristo. No. No puede.
Precisamente poner en evidencia esa
contradicción que todos conocemos o intuímos fue el mérito de la reunión entre
los vecinos y los ediles. Una cosa es pensar, suponer o saber que alguien no
hizo lo que debía. Otra es demostrarlo. El grupo que pelea por los demás en
Oberá (53 o a veces 100 de 28 mil) ha conseguido demostrar que desde el Estado
provincial con sus burocráticos organismos de contralor, desde los tres poderes
del Estado municipal y desde la propia CELO, nadie hizo lo que debía.
¿Qué pasará en el futuro? No lo sabemos. ¿Cómo
administrarán los ediles esa contradicción de no poder asumir en público que
ellos no están ahí más que para representar los intereses del alcalde
Rindfleisch? Si la llegada del otoño hará bajar la demanda de agua y luz y
volverá a llevarse las protestas. Si habrá continuidad. Si habrá efecto contagio
hacia los que, a la manera de los “idiotas” de la Grecia antigua, miran sus
propios problemas desde afuera como si no les rozara. Si habrá reclamos en
otras áreas. ¿Cómo influirá la coyuntura económica nacional y provincial en la
política local? No sabemos nada.
Lo que sí sabemos es que el 25 de
febrero pocos hicieron mucho. Algunos medios de comunicación locales, esos que
te piden ponerte la camiseta obereña cuando juega OTC, cuando se trata de hacer
negocios con algún evento o cuando alguna piba local muestra mejores piernas
que las otras en algún concurso provincial, no resaltaron tamaña muestra de
ciudadanía como se debe resaltar.
No importa. Siempre habrá un Poder
corrupto que pretenda hacer lo que se le antoje. Siempre tendrá algún apoyo.
También habrá prensa cómplice. También habrá algún rebelde que haga algo. Y una
necesidad de olvidar todo rápido para que no se repita.
Pero también estaremos nosotros.
Para recordarlo.
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