sábado, 30 de octubre de 2021

 

                     DURO DE VOTAR

 

     A dos semanas de las elecciones la renovación no está ni cerca de resolver el par de inconvenientes que más influyeron en su derrota de las PASO. Uno, que dos meses no le alcanzan para convencer a los misioneros de que después de veinte años dejaron de ser “K”. Y el otro es que el “Dr. Carlitos” no atrae el voto de la clase media. Ni la de Misiones, porque no lo conocen. Ni la de Oberá, porque lo conocen.

     El pueblo es soberano y el domingo 14 veremos cómo se expresa en las urnas. Pero hoy la inflación está licuando al plan “platita para todos”, que en vez de ayudar a recuperar adhesiones está contribuyendo aún más a la bronca general. En Misiones hay una cantidad decisiva de electores que vota candidatos renovadores en comicios locales pero los bota en comicios nacionales. Hace un par de años estaban enojados con Macri, votaron al Frente de Todos, y la renovación fue la perjudicada. Ahora están enojados con Alberto y Cristina, votan a Juntos por el Cambio y, de nuevo, la renovación es la perjudicada.

      Pareciera que no hay nada que puedan hacer y nada que puedan decir. Todo lo que viene del gobierno nacional irrita. Juntos por el Cambio expresa esa oposición y por eso se lleva dos bancas. Y el Frente Renovador, por más que se duche, se afeite, use enjuague bucal, y se empape en perfume importado, sigue oliendo a kirchnerismo.

      No es para menos. La renovación misionera nació en 2003 como el primer experimento de la transversalidad de Néstor Kirchner. Y, desde entonces, han sido “K” por convicción, por conveniencia, o por lo que fuere. Guste o no es así.

     Oscar Wilde decía que “nadie es tan rico como para comprar su pasado”.

     Rovira tampoco.

 

Walter Anestiades 

 

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