SIN NOVEDAD EN EL FRENTE
A tres semanas de las elecciones la inflación va transformando al plan
“platita en el bolsillo”, pergeñado para revertir la paliza electoral de
septiembre, en un estímulo más de la bronca general. En Misiones el “Dr.
Carlitos” desplazó al “Fernández” pero sigue siendo un candidato que no
despierta amores ni odios sino algo que diluye tanta propaganda omnipresente:
indiferencia.
Hace poco evocábamos aquella afirmación
del inglés Robert Walpole de que “cada hombre tiene su precio. Solo hay que
saber cuál es”. El problema que tienen kirchneristas y renovadores es que, cuando
encuentran el precio de alguno, la inflación se lo sube. Inflación cuya causa
principal es la alocada emisión monetaria que hace el propio gobierno. Cruel
paradoja para los Alberto, para las Cristina, para los Kicillof, y para los
Rovira.
El objetivo nacional se enfoca en
recuperar suficientes votos en el conurbano bonaerense y que Cristina Kirchner
no pierda el quórum en el senado. Y en Misiones que la clase media que abandonó
a la renovación en septiembre se vuelva a “enamorar” en noviembre. Nada de eso
está pasando.
¿Tienen tiempo? Sí. ¿Recursos? También. ¿Hay
quién venda su voto? Claro que sí. ¿Cuántos? Ese es el punto. Que al no poder
pagar el precio, el cooptado de ayer, convertido en despechado de hoy, se transforme
en otro enojado de mañana.
“Cada hombre tiene su precio. Solo hace
falta saber cuál es”, aseguraba Walpole.
Como si Mandinga se les riera en la cara,
por una inflación que es culpa de ellos, resulta que hay votantes que tienen
precio. Y saben cuál es.
Pero no lo pueden pagar.
Walter
Anestiades
2 comentarios:
Una vez más la genialidad de las palabras contándonos la realidad con ese modo tan cómo decirlo? Particular?.... Creo que vas teniendo nombre propio ese modo tan walteriano.
Realmente dependemos de las personas que tienen precio, su valor es un triste plan.
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