EL CONGRESO DE
NEUROLOGÍA
Un chico se
hamacaba en la plaza de un pueblo cuando se cayó y se pegó flor de golpe en la
cabeza. Casi desmayado, el padre lo llevó al consultorio del neurólogo del
pueblo, quién justo salía vestido de traje y corbata, con una valija, y con apuro.
El padre del chico le contó rápido lo sucedido y le dijo, desesperado, “Doctor,
se me muere”. Y el médico le respondió: “No sabe como lo lamento, discúlpeme.
Pero lo voy a derivar a otro especialista que está atendiendo ahora en el
hospital. Yo tengo que ir a la ciudad. Voy a dar el discurso inaugural de un
congreso de neurología”.
La Argentina es un país de bla, bla, bla.
Los problemas nunca son prevenidos, afrontados, o solucionados. Pero sí son ampliamente
comentados hasta el hartazgo. Incluso por aquellos que deberían prevenirlos,
afrontarlos y solucionarlos.
Los incendios en Corrientes ofrecen
imágenes que sensibilizan al más duro. Lo mismo en Misiones, como antes en
Córdoba o en la Patagonia. Son combatidos cuerpo a cuerpo por los mismos de
siempre: los bomberos oficiales y los voluntarios, los pobladores, y cuánta
gente gaucha y valiente ande por el lugar. Que son ayudados por los mismos de
siempre: las personas solidarias que se organizan como pueden para acercarles
agua y comida, medicinas y aquellas cosas que puedan necesitar. Y el estado está
administrado por los mismos de siempre: personas que saben poco y nada de lo
que deberían saber mucho, o personas que hacen poco y nada cuando deberían
hacer mucho.
Hablemos con nombres propios: ¿qué formación
tiene el señor Juan Cabandié (el del “correctivo”) que lo torne idóneo para
ejercer el cargo de Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible?
¿Qué hace el Presidente de la Nación,
Alberto Fernández, jugando a atajar penales en una playa bonaerense mientras el
diez por ciento de una provincia del país que él gobierna arde sin parar?
¿Seguimos con la canallesca tradición
kirchnerista de “si hay problemas en una provincia en la que no gobierna uno de
los nuestros, que se jodan”?
Ya que está de moda hablar de “inclusión,
¿por qué no volver a incluir en el vocabulario-y especialmente en el de los
funcionarios públicos-la palabra “prevención”?
Mientras los mismos de siempre le ponen el
cuerpo a los hechos, los gobernantes los comentan. Que la culpa es de este, o
del otro, que fotito en Instagram para que me vean, que bla, bla, bla.
Las horas pasan y hay más vida que muere.
Hace ochenta años José Ortega y Gasset
dijo: “Argentinos, ¡a las cosas!”.
Corrientes arde. Y con bla, bla, bla y
puestas en escena el fuego no se apaga.
El chico tiene la cabeza rota y nadie lo
atiende, porque los neurólogos están en otro lugar.
Están, todos, en un congreso de
neurología…
Walter
Anestiades
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