LA “PAUSA DRAMÁTICA” DEL COMITÉ
RADICAL DE OBERÁ
En la
fonética una pausa es la interrupción del habla, ergo, un momento de silencio.
Los buenos actores de teatro suelen hacer una pausa dramática a favor de
reforzar, con el silencio, una situación. ¿Será que los integrantes del comité
radical de Oberá, en pleno “affaire acueducto del Bonito” no abrieron la boca
ni para bostezar porque así remarcan la Oberá opaca pergeñada por el trío renovador
Rindfleisch-Fernández-Hassan? Porque si no es eso, entonces es complicidad.
Leopoldo Marechal decía que “cuando se
recibe un nombre se recibe un destino”. El frente partidario que integran los
radicales, el PRO y en Misiones, Activar, se llama “Juntos por el Cambio”. En
Oberá acaban de ganar tres comicios seguidos y, de modo inédito, le arrebataron
al oficialismo renovador el cargo de Defensor del Pueblo de Oberá. Pero en el
verano 2022, con una nueva manifestación severa de la crisis hídrica que
atraviesa una urbe emplazada sobre una reserva mundial de agua, Juntos trabaja
por separado. Se conocen acciones de dirigentes del PRO y de los puertistas
Klipauka y Kiczka. ¿Y los radicales?
Es obvio que el fervor de los votantes por
mejorar su calidad de vida de una buena vez y la bronca contra la desidia del
estado renovador no encuentra correlato en la dirigencia opositora.
A Oberá le faltan líderes que canalicen
las demandas sociales. No los hay y deben ser los (pocos) socios los que
enfrenten a la tradicional negligencia de los administradores de la CELO.
El comité radical de Oberá está presidido
por Roberto “Nene” Vega, quién acredita un historial de silencios que no se
puede obviar. En los doce años del saqueo del renovador “K” Rindfleisch padeció
una prolongada faringitis política.
La realidad marca que retorno del voto de
los radicales obereños a su partido ha sido el factor primordial de la sucesión
de victorias electorales opositoras. Pero también que Vega fue electo por los
afiliados en el verano de 2020. Con él, votaron a María Ofelia Arrúa, Ramón
Castro, Gladys Cornelius, Luis Klein, Silvia Brucks y Emanuel Hultgren.
Todos conocen el mandato de Leandro N.
Alem a los futuros correligionarios: “que el radicalismo se rompa, pero que no
se doble”.
En Oberá callarse es doblarse.
Walter
Anestiades
No hay comentarios:
Publicar un comentario