sábado, 5 de febrero de 2022

 

                      LA OBERÁ OPACA

 

     Desde una impostura nirvana el novel alcalde de Oberá puso la cara en la vida virtual en un spot de tendencia surrealista denominado “Oberá brilla”. Justo cuando la ciudad que administra más opaca está, Pablo Hassan invita a mantener jubiloso el ánimo porque con la llegada de unos camiones y unos tachitos muy lindos el medio ambiente saldrá beneficiado con el tratamiento de los residuos. Suena estupendo, pero Hassan debería enfocarse  en la vida real, donde miles de ciudadanos, quizás después de juntar y sacar la basura, quieren lavarse las manos pero no tienen con qué. Y que el aguatero municipal recorra la ciudad porque un acueducto que gratis no salió y apenas pasa el lustro resultó otro bluff, atrasa demasiado.

     ¡Cómo fastidian los gobiernos que no solucionan ni uno solo de los problemas, pero pretenden que eso puede ser compensado con un slogan!

     Después de años de informar casi en soledad por tv, radio, gráfica y hasta en un libro los detalles de cómo fue que una ciudad emplazada sobre una reserva mundial de agua viva en “emergencia hídrica”, no hay más que agregar. La alianza tácita entre la desidia y la corruptela oficial, la indolencia social, el silencio opositor y la indispensable complicidad mediática, devastó la calidad de vida.

     La solución es institucional. Y debe ser exigida de abajo hacia arriba porque al revés no pasa nunca. Un funcionario público debe ser controlado por una oposición que no trance, una prensa crítica aunque reciba pauta, y una justicia en la que no tengan lugar una maestra de Biología y un ex apoderado del partido político del señor feudal. El ciudadano se compromete y, además de cumplir con sus obligaciones, exige sus derechos. El idiota, como lo llamaban en la Grecia clásica, se desentiende de lo público. Que prevalezca uno u otro anticipa el porvenir de una ciudad, una provincia o un país.

     En “El hombre mediocre”, José Ingenieros escribió que las personas no viven de lo que tragan, sino de lo que asimilan. Es tiempo de que la sociedad, con la experiencia y con lo que pasa tan a la vista, asimile los ¿por qué? de sus problemas. De que lo hagan o no dependen muchas cosas.

      Por ejemplo, que no falte lo que sobra.

      Como el agua.


Walter Anestiades  

 

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