LA INDIGNIDAD DE LOS SERVILES
La etimología
de la palabra “dignidad” viene del latín “dignitas”. En la Antigua Roma la
dignitas, como el honor, era un activo muy importante para una persona. Era una
virtud. De modo tal que ante la pretensión de quitarle esa virtud, esa persona
se “indignaba”. De ahí su significado moderno, que define a quién se respeta a
sí mismo y a los demás y no permite que lo humillen.
Un docente servil suena a oxímoron. La
buena noticia es que la dignidad ganó mucho terreno entre la docencia
misionera. Creció en cantidad y en calidad al tiempo que decreció la patética obsecuencia
al poder renovador, otrora hegemónica en tiempos de Stella Maris Leverberg. Por
cierto el gremio oficialista UDPM, al que le quedó poco de gremio y mucho de
oficialista, transita días de suma incomodidad. La extrema pauperización
salarial, la ausencia irremediable de su líder, y la sumisa aceptación de miserables
aumentos salariales, los ponen en evidencia hasta dejarlos en un absoluto e
indefendible ridículo.
El último arreglo con la patronal fue
bizarro: en un país con inflación anual de más del 50% y con una canasta básica
alimentaria de casi 80 mil pesos, “gracias” a lo acordado entre UDPM y el
gobierno renovador, maestros con varios años de antigüedad ganan menos de
sesenta mil pesos. Impresentable.
Los docentes en lucha, tomándose en serio
esa palabra, hacen paros apoyados por quiénes tienen la empatía necesaria (la
capacidad de ponerse en la situación del otro). Y son criticados por el vasallaje,
domado con las miguitas del gran banquete.
Un dato insoslayable: el sector docente
es el que viene desarrollando la mayor resistencia al feudo. Se verá si la
dignidad vacuna contra el servilismo y entonces otros sectores salen de la
indolencia.
Por ahora los docentes dignos de toda la
provincia (en los que Oberá tiene un marcado protagonismo), dejan en ridículo a
los otros.
“Todos los incurables tienen cura cinco
segundos antes de su muerte”, escribió el poeta Almafuerte.
Pregunta: los indignos, ¿también?
Walter
Anestiades
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