viernes, 11 de marzo de 2022

 

                  LO PENSARÉ MAÑANA

 

     Dicen los que dicen saber que para alcanzar niveles óptimos de seguridad ciudadana hay que promover una justicia eficiente y cercana a la gente. Trabajar en un tema tan delicado como la violencia intra-familiar. Combatir (en serio) al narcotráfico. Tener lugares de rehabilitación para adictos de todas las clases sociales. Enfocarse en la prevención del delito más que en lo punitivo. Debe haber una economía que genere inclusión social. Una educación universal de calidad. Fuerzas de seguridad bien pagas, entrenadas, y vigiladas desde adentro y desde afuera. Y una depuración de la corrupción política estructural, entre otras medidas. Bueno, entonces tenemos malas noticias: nada de eso se está haciendo ni desde el estado nacional, ni desde el estado provincial misionero, ni desde el estado comunal obereño. Así que, indica la lógica, esto de la inseguridad se va a poner peor…

     San Agustín nos enseñó aquello de “Señor, vos ocupate de lo imposible que de lo posible me ocupo yo”. Sin embargo no pocos líderes de las iglesias cristianas suelen enseñar que Dios también se ocupa de lo posible, de modo tal que los fieles deben limitarse a pasarse horas en los templos, rezar, y dejar el diezmo.

    No hay mucha gente predicando que la ciudadanía siempre es activa. Que conlleva una responsabilidad. Que uno tiene derechos y debe hacerlos valer. Sobre todo si se vive en un feudo o en lugares donde el poder está concentrado, la alternancia es un recuerdo y la justicia es un menú a la carta para que los poderosos se sirvan a gusto.

    Hace unos días una joven mujer trabajadora fue baleada en una calle de Oberá por un par de motochorros, al parecer “enojados” porque no pudieron sacarle plata y vaya uno a saber bajo los efectos de qué sustancia. En una Oberá donde se consigue más fácil droga que trabajo.

     El aberrante hecho provocó que desde la parroquia Cristo Rey, en donde la chica enseña Catecismo, se convocara a una marcha pidiendo justicia. Y eso estuvo bien. Pero, si no se está haciendo nada o casi nada de lo que debería hacerse para que dejen de perpetrarse tantos hechos de inseguridad, ¿cuántas otras marchas pidiendo por otras víctimas habrá?

     No debería olvidarse que la impunidad llama a la impunidad.

     En el estado nacional el responsable directo de la seguridad es el ministro Aníbal Fernández (aquél que dijo que la inseguridad “es una sensación”). Y en la provincia de Misiones es el ministro Marcelo Pérez (que ocupa el cargo hace seis años pero muchos misioneros lo conocieron la semana pasada cuando en Infóber publicamos su foto).

     Los problemas, solos, no se resuelven. Y el paso del tiempo suele empeorarlos. Hay mucho para hacer. Hay mucho para exigir. Hoy mismo. Ahora.

     “Lo pensaré mañana”, era la muletilla de Scarlett O'Hara en la inmensa “Lo que el viento se llevó”.

      Cuando se trata de asuntos como estos, en los que te va la vida, una sugerencia…

     Mejor pensalo hoy.

 

Walter Anestiades

(Foto: diario Primera Edición) 

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