LO PENSARÉ MAÑANA
Dicen los que dicen saber que para
alcanzar niveles óptimos de seguridad ciudadana hay que promover una justicia
eficiente y cercana a la gente. Trabajar en un tema tan delicado como la violencia
intra-familiar. Combatir (en serio) al narcotráfico. Tener lugares de
rehabilitación para adictos de todas las clases sociales. Enfocarse en la
prevención del delito más que en lo punitivo. Debe haber una economía que
genere inclusión social. Una educación universal de calidad. Fuerzas de
seguridad bien pagas, entrenadas, y vigiladas desde adentro y desde afuera. Y
una depuración de la corrupción política estructural, entre otras medidas.
Bueno, entonces tenemos malas noticias: nada de eso se está haciendo ni desde
el estado nacional, ni desde el estado provincial misionero, ni desde el estado
comunal obereño. Así que, indica la lógica, esto de la inseguridad se va a
poner peor…
San Agustín nos enseñó aquello de “Señor,
vos ocupate de lo imposible que de lo posible me ocupo yo”. Sin embargo no
pocos líderes de las iglesias cristianas suelen enseñar que Dios también se
ocupa de lo posible, de modo tal que los fieles deben limitarse a pasarse horas
en los templos, rezar, y dejar el diezmo.
No hay mucha gente predicando que la
ciudadanía siempre es activa. Que conlleva una responsabilidad. Que uno tiene
derechos y debe hacerlos valer. Sobre todo si se vive en un feudo o en lugares
donde el poder está concentrado, la alternancia es un recuerdo y la justicia es
un menú a la carta para que los poderosos se sirvan a gusto.
Hace unos días una joven mujer trabajadora
fue baleada en una calle de Oberá por un par de motochorros, al parecer “enojados”
porque no pudieron sacarle plata y vaya uno a saber bajo los efectos de qué
sustancia. En una Oberá donde se consigue más fácil droga que trabajo.
El aberrante hecho provocó que desde la
parroquia Cristo Rey, en donde la chica enseña Catecismo, se convocara a una
marcha pidiendo justicia. Y eso estuvo bien. Pero, si no se está haciendo nada
o casi nada de lo que debería hacerse para que dejen de perpetrarse tantos
hechos de inseguridad, ¿cuántas otras marchas pidiendo por otras víctimas
habrá?
No debería olvidarse que la impunidad
llama a la impunidad.
En el estado nacional el responsable
directo de la seguridad es el ministro Aníbal Fernández (aquél que dijo que la
inseguridad “es una sensación”). Y en la provincia de Misiones es el ministro
Marcelo Pérez (que ocupa el cargo hace seis años pero muchos misioneros lo
conocieron la semana pasada cuando en Infóber publicamos su foto).
Los problemas, solos, no se resuelven. Y
el paso del tiempo suele empeorarlos. Hay mucho para hacer. Hay mucho para
exigir. Hoy mismo. Ahora.
“Lo pensaré mañana”, era la muletilla de Scarlett
O'Hara en la inmensa “Lo que el viento se llevó”.
Cuando se trata de asuntos como estos, en
los que te va la vida, una sugerencia…
Mejor pensalo hoy.
Walter
Anestiades
(Foto:
diario Primera Edición)
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