HABLEN CON ÉL
La ignorancia
cívica es un pilar del feudo. Y la pauta oficial ayuda a que cierto periodismo
trate los asuntos policiales obviando las responsabilidades políticas. Cuando
Mario Golemba desapareció hace catorce años el ministro de Gobierno de
Misiones, ergo el encargado del “Orden, prevención y seguridad pública, y la organización,
dirección y régimen policial”, era Jorge Franco. Si el abogado querellante, el
diputado provincial Rafael Pereyra Pigerl, quiere saber qué avances produjo
Franco en la investigación lo va a encontrar fácil: son compañeros de bloque en
Posadas.
El esfuerzo por despegar de sus
obligaciones a los funcionarios públicos en ocasiones llega a narraciones
patéticas. Por ejemplo, de confirmarse que Mario Golemba fue otra víctima fatal
de la prepotencia policial, habría que tragarse que por aquí policías mataron a
una persona, hicieron desaparecer todo rastro, escondieron el cuerpo en la
propia comisaría, permanecieron impunes durante catorce años, y el exministro
Franco, el entonces gobernador Maurice Closs y Carlos Rovira (en una provincia
en la que no vuela una mosca entre Apóstoles e Iguazú sin que él lo sepa), jamás
se enteraron de nada.
Tampoco debería desdeñarse que la causa
por la desaparición de Golemba estuvo durante años en manos de la jueza Gauchat,
la misma que tuvo y también sin avances, el expediente de la denuncia contra el
exalcalde obereño Ewaldo Rindfleisch. Un arquetipo de la justicia pergeñada a conveniencia
del jefe político de Pereyra Pigerl.
Por estas horas están cavando en una
comisaría, buscando a Golemba.
Hay que cavar bien a fondo…
Walter
Anestiades
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