EL DESASTRE QUE DEJAN LOS RENOVADORES EN
OBERÁ
Oberá está pagando el precio
del tremendo atraso en el que la dejaron Rovira y sus lacayos. Que tienen
nombres propios y son de un mismo espacio: la renovación. Después de dos
décadas se despiden dejando una ciudad insegura, atravesada por el narco, la
venta de bebés y por pedófilos de los que habla el país. Con crímenes impunes
como el de Marilyn y desaparecidos como Golemba. Sin agua, sin luz, sin
cloacas, con calles y veredas que parecen haber sufrido un bombardeo. Y a
merced de un monopolio del transporte público que nadie controla. Nietzsche
decía que “El que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los
cómos”. El nuevo intendente de Oberá deberá tener bien claro su porqué. Para
poder lidiar con tantos cómos…
Lo que hizo y
no hizo Rindfleisch en doce años. Lo que hizo y no hizo Carlos Fernández en
seis años. Lo que hizo y no hizo directamente Carlos Rovira a través de su
títere Pablo Hassan en el último año y medio. Todo está a la vista. No sabemos
cómo gobernará un candidato de otro espacio. Pero ya sabemos cómo gobiernan
los que reportan a Rovira, como reportan
cada uno de los 16 candidatos renovadores de hoy: gobiernan pésimo.
Oberá
necesita, urgente, personas serias, honestas y capaces que tengan un proyecto
de ciudad y no otro proyecto de poder. Veinte años de atraso no se van a
revertir así nomás.
Los
renovadores dejan demasiados cómos. Que el que venga, tenga un buen porqué.
Walter Anestiades
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