TODA CRISTINA SUEÑA CON UN MILEI
“El diablo es
muy puntual” decía Calderón De La Barca. Cuando el desastroso gobierno de sus
títeres Alberto y Sergio parecía condenar al kirchnerismo a una debacle
electoral, cuando parecía que la política ya no podría salvarla de la justicia,
apareció Javier Milei y dividió a la oposición. La dividió el día del voto y así
ella retuvo nada menos que la provincia de Buenos Aires. Y, aún mejor para
ella, parece que la dividió para siempre. La viuda de Kirchner no puede
quejarse de su suerte: cuando con un Massa no le alcanzaba, le llegó justo un
Milei.
Con Patricia
Bullrich fuera del balotaje, Mauricio Macri se apuró a poner en práctica su
estrategia de supervivencia y dotó a Milei de la compañía que necesitaba ante tanta
soledad. Aunque a la motosierra haya que cambiarla por un alicate y se deba
asumir que el irla contra la casta era un muy lindo cuento, pero un cuento.
Juntos por el
Cambio no dejó error por cometer. Empezando porque nunca estuvieron juntos.
Encima la cantidad de electores que le otorgan a su voto valor de cambio los
tornaron ideales para el Massa sin escrúpulos y su “plan platita”. Y encima
Milei enamoró a la juventud. Demasiado como para irla contra el peronismo.
En las PASO de
agosto se vio claramente que en la provincia de Buenos Aires (la más grande del
país, donde votan 4 de cada 10 argentinos, y donde Cristina Kirchner buscaba
refugiarse tras uno de sus títeres predilectos como es Axel Kicillof), los que
estaban en contra del peronismo eran más. Pero estaban divididos en dos
opciones: Néstor Grindetti, de Juntos por el Cambio, y Carolina Píparo, del
partido de Milei. Si se unían ganaban. Pero la soberbia pudo más y en las
generales de octubre volvieron a competir separados. ¿Resultado? Kicillof se
quedó con 4 millones 200 mil votos y el 45% y ganó su reelección. Grindetti con 2 millones y medio y el 26%. Y
Píparo con 2 millones 300 mil votos y 24 puntos. Entre Juntos por el Cambio y
la Libertad Avanza sumaron 4 millones 800 mil votos y el 50%, 5 puntos y 600
mil votos más que el kirchnerismo. Kicillof, de mínima, debería invitarlos a un
buen asado.
Ahora, como
Massa les ganó la elección, Macri, Bullrich y Milei descubrieron que, como “sacar al kirchnerismo” es el objetivo en
común de sus vidas políticas, (sobre todo Milei que en la campaña habló pestes
de Bullrich y poco y nada de Massa), para eso debían “dejar los egos de lado” y
unirse. Pero con el territorio bonaerense ya retenido, Cristina chocha.
El balotaje lo
puede ganar cualquiera. Pero que en ese “cualquiera” entre un deplorable
ministro de Economía como Sergio Massa evidencia que en la oposición, de tanto
dedicarse a perder, perdieron. Para eso sí son buenos. Y si Juntos por el
Cambio se separa también en el Congreso, Cristina y el peronismo, más que
chochos, estarán hechos.
Parecía todo
perdido para la viuda de Kirchner. Pero justo apareció un Milei.
¡Qué sabio
Calderón de la Barca!
El diablo es muy puntual.
Walter Anestiades