BENEFICIOS DE SER UN FUNCIONARIO PERONISTA
EN LA ARGENTINA DE HOY
Hace medio
siglo Juan Domingo Perón se fue de este plano y su doctrina se fue con él. El
peronismo, que le había cambiado la vida a los trabajadores, dejó de ser
revolucionario y lo que vino fue una colección de personajes que hicieron del movimiento
la mejor oportunidad de ascenso personal
que la Argentina les ofrece a los inescrupulosos dirigentes de un pueblo pobre
y atrasado que tiene con ellos una paciencia que no tiene con los demás.
En los últimos días se perpetró otro brutal
crimen narco en el conurbano bonaerense, un territorio que concentra, a mayor
escala, todos los pecados que también se verifican desde La Quiaca a Ushuaia.
Tres chicas fueron asesinadas y descuartizadas en Florencio Varela. En la
provincia de Buenos Aires el peronismo gobernó en treinta y cuatro de los
últimos cuarenta y dos años de democracia. En La Matanza gobernó siempre. Y en
Varela también. Pero el colectivo “Ni una menos” organizó una marcha reclamando
justicia por el triple femicidio que fue desde la Plaza de Mayo hacia el
Congreso de la Nación. Está claro que el estado nacional debe garantizar la
seguridad de todos los ciudadanos. Pero el estado bonaerense y cada estado
comunal también. El nombre del gobernador Axel Kicillof fue menos apuntado que
el de Patricia Bullrich, ministra de Seguridad nacional. Y el de Andrés Watson,
alcalde de Florencio Varela, ni siquiera fue mencionado. Esto es habitual. Para
ponerle nombres propios a los responsables políticos de cada injusticia se
tarda cinco minutos. Pero si el responsable es peronista se tarda más.
Es un hecho de nuestra cultura política que,
de inmediato, será negado porque su señalamiento es políticamente incorrecto.
Demasiado incorrecto. Pero es así.
En la Argentina fracasan todos. La
diferencia es que a un gobierno no peronista, para ser castigado en las urnas,
le alcanza con haber hecho una mala gestión. Pero un gobierno peronista, para
ser castigado en las urnas, debe elevarse a la categoría de calamidad pública.
Juan Domingo Perón y Eva Duarte fueron
revolucionarios porque les mejoraron y mucho la calidad de vida a los trabajadores.
Ni antes ni después de ellos alguien hizo lo mismo. Hoy la presidente del
Partido Justicialista, creado por Perón el 23 de mayo de 1947, es Cristina Kirchner
(condenada por corrupta), el vice primero es el senador José Mayans (lacayo del
señor feudal formoseño Gildo Insfrán), y la vice segunda es Lucía Corpacci (la
prima de Ramón Saadi que, tras ser electa gobernadora de Catamarca dijo que “El
caso de María Soledad no fue como lo mostraron los medios”).
En el país hay muchos intendentes y
gobernadores prósperos de unos pueblos pobres. La mayoría cantan la marchita.
Hoy
el peronismo es el partido de los negocios, el partido del establishment, del
que Sergio Massa es su mejor representante. ¿Podrá el peronismo alguna vez
convertirse en algo más interesante que ser la primera opción del electorado para
que arreglen las macanas que ellos mismos generaron y los otros no supieron
revertir o lograron empeorar?
“Los peronistas son gente que se hace
pasar por peronistas para sacar ventaja”, dijo Jorge Luis Borges. Un Borges que
volaba lindo pero caminaba feo, como definió Dalmiro Sáenz. Un “gorila” que,
cuando dijo eso, en tiempos de proscripciones y persecución al peronismo, no era cierto.
Pero ahora sí.
Walter Anestiades
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