viernes, 5 de septiembre de 2025

 

A LOS BRUTOS NO LES GUSTAN LOS MATICES: 

          EL APOGEO DE LA HIPÉRBOLE

 

      El escritor francés Víctor Hugo decía que “No hay nada más poderoso que una idea a la que le llegó su tiempo”. En política el desprecio por los matices no es más que un símil de lo que ocurre en otros aspectos de la vida social. Una vida social donde la alocada carrera por captar la atención deriva en una exageración constante. Una hipérbole permanente. ¿Cómo  construir una opción política sensata cuando lo que trae votos es la insensatez?

   Dicen que fue Napoleón Bonaparte el que advirtió: “Pasarán mil años antes de que vuelvan a conjugarse los factores que me crearon”. Esa expresión dispara una discusión añeja: ¿el líder hace a la época o cada época construye a sus líderes? ¿Cuánto se parecen Donald Trump, Vladimir Putin, Nayib Bukele, Cristina Kirchner, Javier Milei, Gildo Insfrán, Carlos Rovira, Fernando Espinoza, Ewaldo Rindfleisch, o quién se te ocurra, a las sociedades que los pusieron en sus cargos?

     Si los matices “no garpan” ni en la política ni en casi nada y la exageración se convirtió en una condición sine qua non para captar la atención de cualquiera, ¿dónde queda la búsqueda de la verdad? Porque lo verosímil, lo que no necesita ser verdad sino parecerlo, suele ser más entretenido que la verdad.

     Es un fenómeno global pero ya que vivimos acá, mejor miramos lo que pasa acá.

     Desde el gobierno de Javier Milei, por ejemplo, se dice que las formas no importan. Dicen que eso es cosa de tibios. Y entonces putean de arriba abajo a aquél que muestra un ápice de disidencia. ¿Habrá un nuevo contrato social en el que los ciudadanos deberemos permitir que desde el estado nos insulten a cambio de que nos bajen un poco la inflación?

     Parece que el ser humano del siglo XXI descubrió, por fin, cual es el sentido de la vida: entretenerse. Y, según se ve, se lee y se oye por ahí, odiar es bastante entretenido.

     Hace muchos años, estando en Córdoba, me contaron este cuentito: “Dicen que cierta vez “El Ignorante” se casó con “La Soberbia”. Y tuvieron un hijo. Que fue “El Bruto”.

    Todos somos ignorantes. Pero queremos aprender. El bruto, como es soberbio, no quiere aprender y se jacta de ser un fanático (¿No te habías anoticiado de que “bruto” y “fanático” son sinónimos?). Y en esto, a la hora de estimular los fanatismos, el mundo analógico y el digital se dan la mano.

    La hipérbole es una figura retórica que consiste en aumentar o disminuir exageradamente aquello de que se trata.

     Si no exagerás no te dan bola. No te leen. No te escuchan. No te miran. No te votan.

     Esto se pone feo. Porque aprender lleva tiempo, implica un esfuerzo mental, no hay una idea sino muchas, y eso de tratar de entender algo no siempre es entretenido.

      Pero a los brutos no les gustan los matices. Así que la afirmación de que la virtud está en el punto medio debe ser una estupidez pregonada por tibios.

       ¿Para ser un líder político moderno con muchos seguidores hay que decir disparates, putear, promover la chatura, buscar enemigos y enseñar a odiar como Dios manda?

     Porque parece que esa es la idea, a la que le llegó su tiempo.

  

 

-Walter Anestiades

-Imagen: Corrector Literario

   

 

    

No hay comentarios: