sábado, 18 de octubre de 2025

 

LAS TERMAS DE OBERÁ: EL SUEÑO QUE LA RENOVACIÓN CONVIRTIÓ EN PESADILLA

 

     La alianza política entre los pendejos que aprenden lento y los viejos que olvidan rápido desprecia la historia y sus enseñanzas. Que la ciudad de Oberá tenga aguas termales fue un proyecto que envejeció mal por culpa de los renovadores en el gobierno. A ver si tenes cojones para leer y recordar (o enterarte) cómo fue que, de Rindfleisch a Hassan, al sueño lo convirtieron en una pesadilla…

     El empresario hotelero obereño Elías Andrujovich (ya fallecido) fue el iniciador del proyecto termal en Oberá. El propio Andrujovich nos contó en la radio que en el año 2000 pensó que el hecho de que Misiones estuviera sobre el Acuífero Guaraní, una gran reserva de agua dulce, podría generar un atractivo turístico más que sustantivo. Era indispensable hacer un estudio geológico, a favor de una inversión importante que él no estaba en condiciones de hacer. El contexto no ayudaba: la Argentina atravesaba la crisis que derivó en diciembre de 2001.  Relató que, al año siguiente, le propuso al arquitecto Ewaldo Rindfleisch, presidente de la CELO, asociarse con la cooperativa para hacer una perforación al acuífero. Se acordó de palabra hacer una sociedad  donde cada parte pagaría la mitad del costo del estudio geológico y de la perforación. El agua tendría un doble uso: la explotación termal y para satisfacer la demanda de agua potable. Andrujovich contó que pasó un año y el cincuenta por ciento que debía aportar la cooperativa no apareció. ¿Por qué? Le dijeron que no tenían fondos. Propuso entonces buscar a un tercer socio que aportara el dinero faltante. Pero una nota aparecida en el diario “El Territorio” el jueves 24 de julio de 2003 anunció que “en quince días se comenzaría la perforación al Acuífero Guaraní en Oberá por un convenio firmado entre la CELO y el estado provincial”. El gobernador era Carlos Rovira, a meses de terminar su primer mandato, por el justicialismo. Así Andrujovich quedó afuera de “su” proyecto. Pidió explicaciones que nunca le dieron.

    El contrato de concesión estipulaba que el agua termal tendría una temperatura de 42 grados centígrados y que sería surgente, esto es, el agua tendría un movimiento vertical,  desde niveles profundos hacia la superficie. Sin embargo, en el estudio geológico no se estableció que las aguas serían surgentes. Cuando en 2005 la perforación fue completada resultó que el agua no era surgente y quedó a unos 250 metros de profundidad. De modo tal que se precisarían bombas de extracción. En el medio Rindfleisch pasó, por el voto popular, de la CELO a la intendencia y en la entidad dejó a uno de los suyos, el abogado Héctor Albea.

     Inicialmente el estado provincial puso tres millones de pesos para hacer una perforación de 17 pulgadas. Sin embargo se hizo una perforación de 8 pulgadas. La encargada fue la empresa de un señor llamado Pedro San Juan. Perforación que se hizo en una de las zonas más altas de Oberá, a casi cuatrocientos metros sobre el nivel del mar (grosero error, ya que cuanto más baja sea la zona, menos habría que bombear y menos costaría la perforación). Cuando se le preguntó a Rindfleisch por la diferencia entre el diámetro de la perforación convenida-17 pulgadas-y el de la realizada-8 pulgadas-se despachó con una pavada: “Hicimos una de ocho pulgadas porque si hacíamos una más grande la gente iba a decir,  ‘mira el buraco que hicieron”.

     El proyecto continuó y se hizo una segunda perforación al acuífero en la zona donde está ubicada la planta de agua potable de la CELO, en el kilómetro 10 de Oberá. El viernes 19 de octubre de 2012 el gobernador Maurice Closs inauguró el “Parque Termas de la Selva” una extensión de ocho hectáreas en el kilómetro 878 de la ruta nacional 14, en el  límite entre Oberá y Campo Ramón. Lo acompañaron Rindfleisch, el vicegobernador Hugo Passalacqua y la modelo Ingrid Grudke.

     El parque constaba de tres piletas y empezó a ser administrado por un consorcio, integrado por la municipalidad de Oberá y la CELO. Por el municipio el representante fue Rindfleisch. Por la CELO fue la abogada Nori Eichelt, esposa de Rindfleisch. Ergo, una de las mayores apuestas turísticas de Misiones fue manejada durante mucho tiempo desde una cama.

     El día de la inauguración Rindfleisch señaló: “en lo que respecta a las obras de las termas se invirtieron alrededor de 4 millones de pesos”. Y continuó: “un millón fue aporte del gobierno provincial y el resto es aporte municipal y de la CELO”. Aclaró además que “acá no se incluye lo que fueron los primeros fondos, que vinieron en la gestión de Rovira para comprar tierras y hacer la perforación”. Según palabras de Maurice Closs (discurso dado en Oberá el  jueves 22 de julio de 2012) en 2004 el gobierno de Rovira aportó 2 millones de pesos para la perforación (cifra a la que debe sumarse el dinero para la compra del terreno en el que se hizo la perforación).

    Esto es, según los propios funcionarios, los contribuyentes provinciales, los comunales y los socios de la CELO habían puesto hasta su inauguración seis millones de pesos. Cifra que hay que actualizar al día de hoy para dimensionar el tamaño del dinero público usado para nada.

     Lo que siguió fue un bluff. Una bomba que hubo que arreglar varias veces y, cada vez, que había que retirarla, había que traer una grúa y tomaba varios días sacar los 300 metros de caños (tramos de 6 metros) que la sujetaban. Y llegó la “truchada” máxima que el propio Rindflesich explicó en una radio: dijo que como la bomba no funcionaba se tomaba el agua de las reservas, la filtraban y se la mandaba a una caldera donde la calentaban para luego depositarla en la piletas para los turistas. Aguas “termales” calentadas con una calderita.

    El sucesor de Rindfleisch en la intendencia, el también renovador Carlos Fernández, no quiso meterse en más problemas y las tres piletas pasaron a llenarse con agua fría y usarse para fiestas y eventos. Ahora otro renovador, Pablo Hassan (h), a pesar de tanto fiasco (que es más extenso que lo contado en este texto), y a pesar de tanto dinero del contribuyente malgastado, insiste con “recuperar” el pozo y, en campaña electoral, montó una escena con una empresa mendocina anunciando que comenzaron las obras que, podrían resultar bien o resultar mal. El punto es que esta obra de “recuperación” cuesta otros 180 millones de pesos que pondrá el Instituto Provincial de Desarrollo habitacional-IPRODHA-con plata que no ponen ni Hassan, ni Rovira, ni Passalacqua ni José Iprodha, sino, de nuevo, los misioneros que pagan impuestos. Dale que va.

     Todo en una ciudad en la que muchos no han vivido nunca la experiencia de tener una canilla, abrirla, y que salga agua potable de red.

     Para Calderón de la Barca “la vida es sueño”.

     Sí. La vida es un sueño.

      Pero cuando te gobiernan los renovadores, es una pesadilla.

 

Walter Anestiades

     

    

 

    

 

 

 

 

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y eso que usted no toco el boom inmobiliario de los amigos que compraron las propiedades alrededor de las termas