sábado, 6 de agosto de 2011

LA HARPAXOFOBIA LLEGO A OBERA

Se les nota. En los músculos rígidos de la cara. En los ojos destinados a hacer las veces de una alarma permanente. Ahora un desconocido no provoca curiosidad sino temor. La Semiótica nos enseña el concepto del "cuerpo significante". El cuerpo habla.
Se les nota. La harpaxofobia, que es la fobia al robo y a los ladrones, llegó a Oberá.

Basta con recorrer el centro obereño para observar que los dueños o quienes atienden cada comercio de la zona trabajan más estresados que de costumbre. Ya no sólo hay que vender lo suficiente para pagar cuentas, impuestos, alquileres, sueldos y que quede lo suficiente para vivir. Ahora también hay que estar muy atentos, a cualquiera que pase. Que mire "distinto". Que entre. Que tenga pinta de "sospechoso"(?). Ocurre en los locales del centro. Ocurre en las calles con caritas que evidencian la pretensión de que sus pies caminen más rápido a casa. Con zonas de peajes,poca luz, plazas convertidas en aguantaderos y ganados cada vez más por la lógica del "churro" (el porro en el lenguaje tumbero), en los barrios la cosa es peor.

Se sabe que hace rato ya que en la Argentina la inseguridad no es una sensación, como alguna vez la tiró al córner el actual jefe de gabinete Aníbal Fernández, que piensa con el bigote. Pero también va acompañada de la sensación. Que puede transformarse en fobia. En una fobia a la que la realidad le presta cada día más argumentos para justificarse. Uno, amante del cine, ya vió ésta película en Buenos Aires. De tanto repetirla y con tantas remakes hechas, cada porteño se fue convirtiendo en una suerte de experto en seguridad (in). Ahora, la película, la dan en Oberá.

Tema de difícil abordaje si los hay. La falta de proyectos educativos que pasen de la sanata de los discursos a los hechos. La necesaria incersión social. La falta de laburo bien pago que haga la vida menos miserable. La propagación innegable de la drogadicción. La impunidad que permite la existencia de una delincuencia cebada. Una policía con mucho amateur adentro,mal paga y sin la logística necesaria. Una Justicia ganada por una ideología "garantista", pero de un garantismo trucho, bien trucho. Demasiados inútiles gobernando. Funcionarios a los que no se les cae una idea sobre el tema y que cuando se les cae, mejor que la levanten rápido. Y una sociedad indiferente y entretenida que se la pasa votando con "v" corta a quienes debería botar con "b" larga.

Dado el tiempo transcurrido ya sin hacer nada, no hay plan eficaz de corto plazo para luchar contra la inseguridad. La realidad desbordó. Pretender hacer justicia por mano propia es un boomerang. Y creer que uno está en condiciones de determinar quién, cuándo y cómo se está ante un "sospechoso" es algo que entraña peligro. Quizás, si alguna vez la sociedad se educa cívicamente y exige lo que debió exigir hace años, tengamos algún gobierno serio que se ocupe del tema para ir logrando resultados paulatinamente. Nada más.

El legendario "Sandro" cantaba un tema llamado "Se te nota". Hablaba del amor y no del miedo. Del amor cuando se te nota.
Pero en Oberá ahora hay miedo.
Y se les nota...

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