lunes, 15 de agosto de 2011

PAIS BANANERO

"Mi memoria es magnífica para olvidar"
(Robert Louis Stevenson, escritor escocés, autor de "El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde 1850-1894 )



La Argentina. ¿Nuestra querida Argentina se convirtió en un país bananero? Sí. Duele aceptarlo. Claro que duele. Pero es así. La Argentina de nuestros padres y la de nuestros abuelos no existe más. La del respeto. La del trabajo y el esfuerzo. La de la buena educación pública. La de la honradez como valor a inculcar. Hoy hay buena gente, claro que sí. Solidaria. Trabajadora. Honesta. Estudiosa. Comprometida. La hay. Pero como colectivo, como sociedad, lo bueno de antes no existe más. La Argentina es ahora otro país bananero en el que robar no provoca indignación sino envidia, la sanata pasa por verdad esclarecedora, la propaganda es información, el voto tiene valor de cambio, la pereza mental es más popular que nunca, el miedo forma parte del paisaje y el conformismo le ganó la promoción a la exigencia y la mandó al descenso.

¿Todo por que el cincuenta por ciento del electorado nacional decidió votar a Cristina y uno no está de acuerdo con éso? No. Es un poquito más profundo. "País bananero" es una expresión acuñada por un periodista y escritor yanqui, cuyo seudónimo era O.Henry para referirse a Honduras, uno de los países centroamericanos en ell que Henry se inspiró para escribir una serie de cuentos cortos a principios del siglo veinte. En una república bananera la mayor parte de la sociedad vive empobrecida y atrasada, habitualmente dominada por el miedo que impone algún caudillo corrupto que la va de milico y que le deja éso a la población como legado cultural: miedo y corrupción. Allí la única ley es la ley del que manda y el que manda manda para siempre, las leyes las cumple Magolla, el opositor es un enemigo a destruir, los capitalistas foráneos se hacen un festín de negocios sobornando funcionarios y la economía depende de productos con poco o nada de valor agregado. De éso las bananas son un buen ejemplo.
¿Calidad de vida? Horrible. ¿Educación? Peor. ¿Libertad? En otra vida. ¿Salud? Es una palabra usada cuando alguien estornuda. ¿Marcha la Justicia? No, se marcha pidiendo Justicia. ¿Los que gobiernan cuánto cobran? Millones. ¿Y los que trabajan? Centavos. ¿Y se vota en esos lugares? Sí, y por éso los que gobiernan pueden seguir amasando millones. Gracias a los votos de los que cobran centavos.

La indiferencia llegó para quedarse. Un indiferente no es alguien que no sabe, un ignorante. Es alguien que no sabe y no le importa saber y odia que le quieran hacer saber aquello de lo que no se quiere enterar. Prefiere una gran mentira a una pequeña verdad, como decía el "Che" Guevara. Mansos y sumisos, conocen de la existencia de algo llamado rebeldía porque ven películas y series de televisión. Ven mucha televisión. Soy indiferente, me pudre la política, me molesta leer, no tengo tiempo para reflexionar, voto al que gana, si roban todos roban y está bien así que no me importa nada. ¿Y qué?

En la Argentina uno de cada cinco personas recibe un plan social del Estado para subsistir. En la Argentina, como buen país bananero, Estado, Gobierno y Partido es lo mismo. dados los comicios, solamente un cínico podría argumentar que aquí el que recibe uno de ésos planes no vota siempre al intendente, diputado, gobernador, ministro o presidente que se lo da.

En la Argentina el trece por ciento de la población económicamente activa vive del empleo público. Sin altos niveles de inversión privada (¿quién va a invertir un mango en un lugar en el que las leyes se van con el sol y aparecen otras con cada amanecer?), no hay plan b laboral. Así que a bancarse el yugo, la explotación y a votar a quién el patrón mande, que dos pesos con veinte son más que nada. La discusión público vs privado es para otro país: en la Argentina se ha robado en nombre del liberalismo y se roba en nombre del estatismo.

Por si ésto no alcanzara, en una sociedad careta que celebra las mejoras educativas que nunca nadie vió y se entusiasma con revoluciones virtuales, los líderes opositores o no toman ácido fólico, o se venden por cadena nacional o se olvidan que hacer política es sumar y unir.

La Argentina está gobernada hoy por la alianza política, económica, mafiosa, gremial y mediática más potente que nuestra historia republicana conoció.

Hacerse millonario a costa de un país exige varias cosas.
Ser políticamente brillante. Lo son.
Manejar la comunicación para "construir el relato". Lo hacen y muy bien.
Que la sumatoria de los indiferentes y los clientes le ganen siempre a los ciudadanos que quieren que las cosas vayan mejor. Vaya si lo consiguieron.
Que la vara con la que la sociedad juzga a los opositores no sea la misma con la que los evalúa a ellos. Que se enamoren de quién tenga Poder y por ende impunidad. Les salió alevosamente bien.
Y que ése país se convierta en una republiqueta bananera.
Felicidades...

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