Pirro fue Rey de Epiro, una localidad situada en lo que hoy es el noroeste de Grecia, unos trescientos años antes de Cristo. Considerado uno de los mejores
estrategas militares de la época debió vérselas con los romanos en plena expansión conquistadora. Los combatió durante
mucho tiempo y fue en la batalla de Asculum
(279 A.C.) cuando los derrotó pero a costa de perder más de 3.500 soldados y no
poder avanzar demasiado sobre ellos que perpetuó su frase: “¡Otra victoria como ésta y estaré vencido! Desde entonces una “victoria pírrica” señala un
triunfo que se consigue a favor de sufrir tantos daños, que se parece demasiado
a una derrota.
Así ganó la Renovación este domingo en Misiones.
Después de haber
condenado a todo el arco opositor a participar
sin competir, con porcentajes
admirables que alcanzaron en lo provincial un 48,13% en las legislativas de 2009
y un 72,56% en los comicios para
Gobernador en 2011, la pura
matemática que impone el dinámico recuento del Correo Argentino (frente a la
parsimonia planificada del recuento del propio Estado) casi que exime de
mayores adjetivos: el Frente Renovador obtiene un 33,6% escrutadas el setenta por ciento de las mesas.
La semiótica nos enseña que “el cuerpo
habla”. Los cuerpos de Closs y Rovira en la conferencia de prensa de
la noche del domingo hablaron. Y el propio Rovira debió admitir que el
resultado los debe sacar de la “comodidad”. El Frente Renovador de la Concordia (simulada)
no sólo no paseó sino que hasta perdió-verbo que no conjugaba hacía tiempo-en
algunos municipios con peso electoral. Al cierre de éste artículo, madrugada
del lunes, no se sabe aún ni quién ganó en Posadas,
nada menos. Y que no se sepa quiere decir algo.
Pero en pleno siglo 21 esconder un
resultado electoral ya no es tan sencillo como antes del Facebook, de Twitter,
de los celulares con pantalla y de la semiótica aplicada a la política. Se sabe
que la Unión Cívica Radical está logrando una recuperación electoral
fantástica. Se sabe que a Héctor “Cacho”
Bárbaro el ser un diputado que pone la cara y el cuerpo cuando sus
compañeros de banca no pasan de los micrófonos (y el disponer de la “caja”
kirchnerista de Sabbatella) le ha dado brillantes resultados. Productores
yerbateros y tealeros, tareferos, pero también cierta burguesía de la zona
centro, decidieron premiarlo a él, con un voto absolutamente personalizado. Las
huestes puertistas de Unión-Pro no
pueden quejarse: siendo el bocado cotidiano que desayuna, almuerza, merienda y
cena el aparato de propaganda oficialista, siguen sobreviviendo y metieron unos
cuantos miles de votos en toda la provincia.
Las nueve opciones restantes han sido
claramente testimoniales. Y ahí pagaron justos por pecadores porque el FAP
(Frente Amplio Progresista) está integrado por críticos de la Renovación desde
los diez minutos del Primer Tiempo, ahora que se va a poner de moda criticarlos
cuando van cuarenta del Segundo Tiempo.
El voto irresponsable de los últimos años
ha generado una aritmética que hará que el poder legislativo misionero continúe
con mayoría oficialista holgada. Por lo demás sabemos que los resultados de un
comicio son multicausales, pero habrá tiempo para desglosarlos. Por ahora ni
siquiera nos dicen todo lo que deben decirnos, aunque quizás no sepan cuánto
dice eso. Una cosa que los Renovadores deberían aprender: la sociedad obereña es tan embromada que no tiene
problemas en pasarlos de un 81,6%
hace dos años, a menos de un 30% hoy.
Por ahora Rovira y Closs siguen siendo los
más poderosos, siguen ganando y deberían festejar como lo hizo Pirro. Porque otra victoria como ésta y se quedan
sin gobierno…
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