jueves, 29 de agosto de 2013

EL DISCURSO ANTI-CLARIN BERRETA

    

“Hay quiénes envenenan a los pueblos y después dicen: los pueblos están envenenados”
(Jacinto Benavente, escritor español. 1866-1954)


     El kirchnerismo hizo mucho para que el grupo de multimedios “Clarín” conserve y consagre   posiciones hegmónicas en el universo de los mass-media nacionales.   En marzo de 2005 el Presidente Néstor Kirchner, vía decreto 527, amplió por diez años las licencias de radiodifusión que había otorgado Carlos Menem en 1990. En los hechos significó para Clarín seguir a cargo de LS 85 Televisión Canal 13 de Buenos Aires y AM 790 Radio Mitre de la misma ciudad.  El 7 de diciembre de 2007, a tres días de colocarle ,la banda presidencial a su propia esposa, “ël” autorizó el decreto firmado el Secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno que permitió la fusión entre las empresas Cablevisión y Multicanal que convirtió a Clarín en el amo y señor de la televisión por cable. Como se verá, Clarín (fundado en 1945) consiguió sacar mucha ventaja de todos los gobiernos sean constitucionales o de facto. Incluído el kirchnerismo. Por entonces  a Clarín no le importaban mucho las bóvedas, ni las rutas de ciertos dineros ni las andanzas  del matrimonio Kirchner en su feudo de Santa Cruz.  Al kirchnerismo y sus soldaditos de plomo tampoco le preocupaban los manejos de la “corpo”, los monopolios mediáticos ni el ADN  de los nietos de Ernestina Herrera de Noble (la viuda del fundador del diario) ni la llegada de Clarín al directorio de Papel Prensa durante la última dictadura. 

    ¿Cuántas personas conocen esto? Podríamos dividirlas en tres grupos:
1-los que sí lo saben (grupo que se subdivide entre los que lo dicen incluso públicamente y los que se callan)
2-los que no lo saben
3-los que lo saben pero, tácticamente, sufren de amnesia parcial


     Desde que los intereses del kirchnerismo se dieron de patadas con los de Clarín, cosa que ocurre durante la crisis con el campo en 2008, los argentinos debemos soportar cotidianamente a una caterva de verseros a sueldo que infectan las redes sociales, los blogs, los portales de noticias, los medios de comunicación estatales o paraestatales, la calle,  los cafés, las instituciones educativas y los foros. Todo  entronizado por el ejercicio reiterado de la manipulación de la historia y del presente  que Cristina Kirchner y sus aplaudidores (como los que tenía Nerón, con “n”)  han hecho de la cadena nacional de radio y televisión. Clarín, por su parte, en 2008 recordó que además de para hacer negocios  está para informar.

     Los griegos antiguos hablaban de la “aletheia”. Era el concepto que tenían de la verdad. La verdad estaba tapada por un velo que debía correrse para que aparezca en plenitud (de ahí deriva la palabra “develar”). Tarde o temprano el velo se corre y las responsabilidades del kirchnerismo en montar lo que ahora le obsesiona desmontar se fueron más o menos popularizando. El comando supremo “K”  entendió que era hora de instruir a sus soldaditos de plomo con otro guión. Entonces, desde funcionarios públicos, periodista , escribas a sueldo y militontos hasta los que entran a internet con pasamontañas empezaron a contar el cuentito de que “fue necesario” darle todo lo que le dieron a Clarín porque sino el pobre Néstor-que llegó al Poder con el 22% de los votos- hubiera sido derrocado. Una vez más fuertes se dedicaron a democratizar la palabra. No está mal el verso. No es digno de la pluma de Bécquer o Whitman pero puede pasar por verosímil. Lástima que no alcanza para justificar porque en diciembre de 2007, con un gobierno tan fuerte que por primera y única vez en la historia nacional un hombre le iba a pasar el bastón de mando presidencial a su propia mujer que había sido electa hacía dos meses con el 45% de los votos enterrando aquél 22, decidieron darle a Clarín el premio mayor de ser los emperadores del cable.

     Al fin de cuentas nada de esto importa mucho. Sólo se trata de la verdad. Y la verdad no puede ser un impedimento cuando de hacer revoluciones nacionales y populares se trata. Hay que seguir adelante con el proyecto para atender las cosas pendientes. Por ejemplo, incluir a los cientos y cientos de chicos que carecen de ácido fólico y  que en el país de las vacas, después de una década,  ignoran lo que es tomar un vaso de leche o comer un churrasco. Hubo que empezar por asegurarse el bienestar propio. Para estar fuertes y que ninguna corporación los elimine.

     No hay dos bandos. El Kirchnerismo o Clarín. El Estado está para otra cosa y jamás, salvo desde el desconocimiento absoluto, puede ser equiparado en responsabilidades, posibilidades  y poder con ningún grupo privado por más gravitante que éste sea. Hoy por hoy, con la gran mayoría de medios de comunicación en manos del Estado o viviendo de la pauta oficial (que viene a ser casi lo mismo) Clarín pasó a ser de los pocos medios en los que se puede escuchar, ver  o leer otra cosa. Te lo escribe alguien  que en Oberá tiene muchas puertas cerradas no por Clarín sino por el impresentable intendente Rindfleisch y su universo de asquerosos alcahuetes. 

     Nada nuevo bajo el sol. Unos que tienen un proyecto personal de Poder defendido por sus distintos grados de beneficiarios que intenta acumular lo más que pueda por el mayor tiempo posible y que para eso necesita impunidad judicial (para amasar tranquilos) e impunidad mediática (para que nadie te cuente lo que sucede o te lo cuenten como el Poder quiere).

    Nada nuevo bajo el sol. Otros que  te lo contamos igual.
    Y si al Poder le gusta o no, nos importa un carajo.
    
  


No hay comentarios: