CANCHA
INCLINADA
Del mismo modo que en el
resto del feudo, el fenómeno conocido como “cancha inclinada”, determinó que en
Oberá ganara el candidato que tuvo más plata. Plata tuya. Plata nuestra. Carlos
Rovira no podía permitirse perder Oberá y la recuperó con un Hassan custodio de
sus intereses. George Bernard Shaw decía que “Si un gobierno le saca a Pedro
para pagarle a Pablo, siempre contará con el apoyo de Pablo”. Ahora los
obereños dignos padecen la tristeza de anoticiarse que en su ciudad también los
“Pablos” son más que los “Pedros”.
En el verano
pasado el diario digital Infobae publicó un artículo en el que el cientista
político Carlos Gervasoni, de la Universidad Torcuato Di Tella, se refirió al
fenómeno de “cancha inclinada”. En los procesos electorales los oficialismos
usan a discreción los fondos del estado. No hay control ni previo a la campaña,
ni durante la campaña, ni mucho menos hay rendición de cuentas después de la
campaña.
En los feudos hay
una fuerte dependencia del empleo público, hay compra de voluntades políticas,
no hay división de poderes, no hay los pesos y contrapesos de los que hablaba
Montesquieu, el periodismo se reduce a propaganda oficial y las prácticas
clientelares son determinantes para conseguir que las elecciones de libres y
justas tengan bastante poco. Así, derrotar a la estructura de poder es una
quimera.
En casi todo
Misiones se verifica que puede haber opositores triunfando en comicios
nacionales o en alguno local aislado, pero a la hora de elegir autoridades de
los municipios y de la provincia, dónde hay que cuidar el puesto propio o de
algún familiar, todo se reduce a una interna renovadora. ¿Cómo compite un
opositor que debe en días refutar una propaganda oficial que es permanente y
tiene que poner guita de su bolsillo para pagar espacios en algún medio?
Todo eso en
lugares donde el miedo es el principio organizador de la vida social, donde las
personas ya se aclimataron al feudo y en donde ser oficialista no es una
postura política sino una actitud de vida.
En Oberá a la
renovación le alcanzó con solo dos de sus dieciséis sublemas: el del actual
intendente Pablo Hassan y el de Héctor González, director del Hospital Samic.
Los otros catorce podrían ni haberse presentado.
En Juntos por
el Cambio, que cosechó una cantidad de votos muy por debajo de las expectativas
hijas del ambiente de malestar y de queja de la población, el PRO con Horacio
Loreiro y Marcelo Gazzo consiguió poner tres concejales, un número nada
despreciable. El terceto Adriana Kosnicki-Aníbal Ramírez-Mara Frontini
(concejala reelecta en la que fue la mejor noticia del domingo electoral
obereño), deberá ser inteligente para controlar a un oficialismo cebado que
actuará como si hubiera recibido un cheque en blanco.
Eduardo Serra
quiso hacer un radicalismo competitivo. Pero la mayoría de sus dirigentes y
militantes prefirió que solo siga participando.
Más allá de la
autocrítica que Juntos por el Cambio debe hacerse (y tiene muchísmo para
revisar, empezando porque son una alianza meramente formal), hay que tener la
lucidez de entender cómo es el modus vivendi del feudo rovirista. Donde “el
buen amo” logra que cualquiera, literalmente cualquiera, pueda ser intendente,
diputado provincial o gobernador.
En campaña
preguntamos si la palabra “cambio” era un imán o un repelente. Quedó muy claro
que la mayoría quiere seguir igual.
En Oberá queda
algo de oposición y algo de periodismo. Ese “algo” ya es más que en todo el
resto de Misiones, incluida Posadas. Hay que perseverar, hay que “molestar” al
poder y hay que seguir en el camino correcto. Aunque sea el más difícil.
¿Sos capaz de
luchar por cambios que nunca vas a ver o, peor todavía, nunca se van a dar?
Nosotros sí.
-Texto: Walter Anestiades
-Ilustración: Nicolás Eugenio Aguilar
3 comentarios:
Seguiré luchando por los cambios .!!!!!
Seguiré luchando por el cambio
Muuy buen día!!! Aunque LAMENTABLEMENTE!!! en Oberá los resultados hayan sido así...SEGUIRÉ en lo personal APOSTANDO AL CAMBIO!!!! AHORA LA LUCHA SE PRESENTA A NIVEL NACIONAL....
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